10/04/2006

EL ETERNO DÍA DE TU ADIOS

¿Qué hago con la angustia?,
Necesito tu cuerpo para volcar mi arroyo.
¿Qué hago con tu recuerdo?,
No lo puedo lamer en mi imaginación.

¿Qué hago con las palabras?,
Son flema y coágulos.
¿Qué hago con mis lagrimas?,
Etil, en cebada, destilación.

¿Qué hago con los ojos?,
Los trapos cubren esa estructura de serpiente.
¿Qué hago cuando vea a los fantasmas heredados?,
Hola ¿cómo estas?

¿Qué hago cuando bese a otra musa?.
Despierta, el amor no es televisión.
¿Qué hago si la veo de lejos?,
Llora en la tumba frente al mar.

Aun recuerdo cuando me disparo con sus envenenadas saetas diciendo algo así:

“Es ahí donde te esperaba...
Es el momento propicio para que sientas la agonía imperecedera de ocupar una vil evasiva
-no puedes ser perfecto querido-
el amor siempre usa disfraces para confundiros con el vulgo.
Tú no podrías mirar por sobre mis ojos recelosos
No puedes imaginar, ni siquiera intentar,
vengar la muerte de antiguos sueños románticos
–yo te poseo-
hechizos de bruja
sueños de niños que van a las misas dominicales
¡aprovechad mientras debo inclinar ante ti mis dulces cabellos!
Goza de mis lágrimas y mis sucios tormentos del ayer
-ésta soy yo, amado enemigo-
tu verdugo de mirada utilitaria y lacrimosa, negra, azul...
en la cama disfrutadme
cómo a la virgen divina e inocente
que nunca te ofreció esa gloria sublime del despertar...
aquí estoy para siempre, bajo estos tejados de ilusiones que te fueron heredadas por tu triste madre, burlándome mientras mis clamores te devuelven dócil, y tu careta absurda de guerrero se cae en un mar de lagrimas infructuosas...
nunca rehuiste de bautizar a esas
prostitutas malditas
que llamabas amigas, musas...
fantasmas hay en mi cabeza posesiva, y tu magia descabellada huele a oscuridad y recuerdos sombríos,
infidelidades mentales con las que tus visiones sacian tu hombría y tu sed de bestia bohemia.
El juego del amor debiste abandonar cuando de mi no se trataba,
Para eso yo pague con sangre
mis errores de infante.
Aunque nunca se salde la pena por ti impuesta.
-yo tengo la culpa de todo-
estoy en desventaja a la hora de exigir cualquier sacrificio y para las diosas como yo eso es intolerable...
-te amo, eres muy importante para mi-
dime: -quédate-
y me quedaré, necesito sentir que puedo manipularte a mi voluntad, los tiempos han cambiado...
yo no te merezco cuando me sobrepasas,
debo seguir una búsqueda de camino,
tú siempre encontraras una dueña para tus idilios, esa musa de tus sueños de la que tanto solías hablar y que yo dudo qué exista en la realidad...
lo cual me da un dejo de tranquilidad y supremacía.
-te deseo lo mejor-
y aunque te amo, te abandono en este río de lagrimas y sangre silenciosa; en donde no sentirás la llegada de la muerte hasta que te des cuenta de que nuestra vida juntos, yace enterrada en los profundos y lúgubres cementerios de la soledad, y ya no quede más remedio que besar a los vicios calmantes, que te cerraron los ojos más de alguna vez, para evitar que pudieras verte en el espejo del tiempo, con ese penoso aspecto de vagabundo solitario....
–hasta siempre, te veré en tu eterna melancolía, quizás disfrazada de algún recuerdo dulce o cálido de tus más felices pasados”-

-adiós-

...y me dejo llorando.

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