12/11/2010


He mirado tu boca: bivalvos de colores

del paraíso marino de un Verne emborrachado,

tus dientes joyas marfil

son enormes y blancos y puros

y al esconderse tras ese manto orgiástico de tu seducción sonrisa,

son tus labios expuestos mi delirio estepario

son la evocación de mi beso chillando lunas diversas

en el mundo del placer donde soy emperador y tiempo.

Me detengo en la primera fracción de tu pecho.

Oh! que magnánimos son

los recuerdos de mi lengua bailando con ellos.

Oh! que gigantes son los montes del parnaso en tu cuerpo,

ambos penden del mediastino rítmico de tu respiración agitada

y los coloco entre mis dientes y los disfruto

entre mis piernas como cobras negras

que aprietan junto a tus manos abiertas

esa parte de mi cuerpo que en tu interior sublima

dejando expuesto tu rostro que es la palabra belleza

vuelta imagen y caricia sobre tu espalda tatuada.

Conoces la nada: no es nada de lo que piensas,

es el instante del nexo entre el paraíso y el averno:

neutralidad subyacente a Epicuro trimegisto.

Te subo a mi cuerpo y en tu vientre trepito,

repto cual sediento animal que se alimenta de ombligo,

la danza de mi lengua es una simbiosis de vientre

y lamo tus piernas en señal de sumiso.

Ay! Que me enarbolo, crezco entre flores,

me das el sabor de Dios frente a las creaciones asesinas

y acomodo tus bragas como banderas de rendición, blancas

pero azabaches dejando abiertas las puertas de un nuevo firmamento,

viajo en tu universo y siento los elixires del cuerpo

recorreré ese espacio divino

donde me veo caer en tu final

vaho

cuando cansada me dices te amo, te amo…

y te desmoronas majestosa cual un castillo de perlas rojas

y fumas un cigarro confirmando lo perpetuo.

12/10/2010

Mi Reina


La felicidad es una constante intermitente:

lo sé

en tu regazo

completo

que como matriz depone de mi cuerpo

los sabores inconscientes de las viejas

caídas en el abismo:

yo soy el puente.

En las noches la electricidad se torna luz en tu cama,

el refulgente tornasol de tu mirada

dice todas las bondades de un millón de sentencias

hechas en mi espalda, busqué la muerte

en todo el continente divagando las soledades espesas,

viaje por los torrentes negros de las ciudades de Colombia,

pernocte en la sombra tormenta de una noche Venezolana,

y embriague mis pestañas con el grueso sour de una cantina en Trujillo

esperando la mañana en que amanecí contigo

para siempre

10/13/2010

AD VERTENCIA


De advertirle con cada grano de la arena del espacio
, cual si no fuese tan versátil la seda del sentimiento,
se le da el error de utilizar la sutileza necia de las superficies,
me cansé de flotar como excremento perfumado
e invoqué al millón de frutas frescas del rocío de la belleza,
créeme cuando no alcanza el recuerdo a nominar la aventura,
y muté de nuevo: ardiente entre los dedos,
volveré a mojar los arcanos de la lluvia de las cabelleras
de las piernas de los ojos de las hermanas alegres,
he mirado el infinito en el último peldaño.
Dios me vio con los cirios en las puntas de las alas.
Me creyó. No mentía, yo nunca mentía.
Pues yo quería la cascada petulante de un propio palacio,
sus verdes libros germinando en la mollera del viento,
los días de la joya donde vuelvo al origen, Geas, Uranos,
el estado del cero en el arco del guerrero.
Y el imán invencible me arrastra hasta el averno simple
como el circulo vicioso que esboza la piedra en el lago.
Me duele la sien, patadas de acero de la pistola fantasma,
las uñas filosas de la gata nocturna. Es la última bala,
veré que hago con ella en la boca del payaso,
estoy cansado de los bodrios mundanos circundantes,
los pedantes, los huasos, los ignorantes.
Se acabó la academia de vuelo, se cayó el avión del destino:
ellos no hablan nada, menos lograran ver en tu diadema la vida.

9/24/2010

MI REINA


Resulta que lejos
el mundo
era enorme y sinsentido
Los aviones del destino y sus reclinables asientos
del mañana,
había en el cuerpo una batalla de menos.
La conocí en el cielo
cuando volaba entre las plantas de la luna
y yo con la Gringa bebía vodka amargo
en gigantes habitaciones oscuras.
Llegué lejos para irme más cerca del amor,
en ella veo días mejores
unas granadas maduras que rompen el mutismo del infierno,
todos sus ojos están en mis palabras
ella era las letras del dialecto sublime
del incendio primigenio que aterriza al errante,
ella se va de cuando en vez al parnaso
a meditar sus lecciones y regresa flotando
negra como los pantalones del diablo.
Acogió las plumas del Santiaguino en su nido
y me hizo rey caminando por viñedos bucólicos y fraternales,
ella me regaló otro universo
uno de flores y antiguas películas románticas,
millones de amistades y otras hermosas mujeres
invisibles a su lado,
me bautizó con el nombre de -Amor Mío-
y se colocó a mis pies
como una elástica felina que se estira y bosteza.
Todos los días en este planeta son una fiesta
en el ventanal de nuestra alcoba hay un cuadro vivo
de cerros verdes,
el viento golpea los vidrios del espacio
y los animales cantan canciones indescriptibles para el océano,
me regaló otro aire un dulce de leche campesino y obrero
y la veo revisar las pruebas de sus alumnos en la noche,
con una bomba de tiempo en las manos
que reivindican la existencia.
Ella me lee cuentos que yo mismo escribí
y me trata como a un héroe
cuando le hablo en el idioma de Dios.

9/01/2010

8/30/2010

BRÍOS Y MANIFESTACIONES


BRÍOS Y MANIFESTACIONES

PRIMERO

Y dónde está el final
doce flores esbozan ideas eternas
en la soledad de lóbregos íconos
mis infinitas mareas
escupen los purpúreos charcos
de la pendenciera jugada.
Toda la noche celebra mis pasos difusos
cuando juego a la nada
y me baño con sangre
en la asfáltica mirada del lumpen ciudadano
de todas estas ciudades del centro de América
al filo de tanatos trimegisto y borracho.
Mi vista goza indómitos paradigmas
embetunados de drogas
de las esquinas de las calles sedadas del rigor completo
ron, cerveza y cibutramina almidonada
con saliva de princesa en el aurora indeciso
del que nada le importa cuando cae de vacíos extranjeros.
Fuera del sentido manifiesto
como flotar en aguas calipso
es levitar en dichos esquemas.
Tiene el demonio simpatía de mis arcadas,
la punta de mi lengua: puñal del Parnaso sin saberlo
y con mi lacio cuchillo enamoro todo lo que el oxígeno penetra encandilado.
La ciudad abre las piernas cuando sacudo mi ropa negra
en el averno las ofertas vinculares
me dan el brillo de excitadas luciérnagas.
Hombres y mujeres besan mis meñiques
y la policía aspira los complicados metales de mis quimeras.
Mi odio confluye en el azote del pasado macilento
un montón de yeguas rubicundas me pasearon por el infierno
a las horas del sol noctambulo los granos de arena cobran vida.
Todos los parajes de mis pupilas
obedecen a la premisa de sempiternos triunfos sobre la materia.
Encima de la muerte que nos separa
mis colmillos afilados brillan como las perlas escondidas
el sequito de querubes danza holísticas elegías
en honor a difuntos estereotipados.
Y yo pienso, en tus dientes asomándose
en la comisura perpetua de tu boca mía
y no hay brindis ni étil que sepa compensar las estrellas
de lo que siento por ti,
incluso en mis nudillos tu nombre se ostenta
Satanás disipado añora saber tus más grandes secretos.
Ay! Del humo de la tercera línea negra
todos los espejos reflejan la palabra
que designa tu existencia Sofía,
ay! Sofía. patología incierta de mis ánimos subjetivos,
estás clavada en las alturas metafísicas de mi sien atolondrada,
ensangrentada y perfumada del olor a paraíso,
las joyas de mi espinosa diadema
se avergüenzan de caminar de tu mano,
los mil sorbos saben a tus pezones apuñalando mi pecho agitado,
el laberinto inacabable de tu piel
suele divisarse en mis taciturnos deseos
cuando me roso entre las caderas amables
no comprendo la esclavitud que experimento hacía tu boca
ni como el universo desaparece cuando contemplo tu ausencia
este soldado florece en la primavera de remembranzas únicas
–el pasado se tiñe claro cuando tu nombre se coloca a su lado-
como quisiera absorberte en la tradicionalidad de mis poros
y que fumases conmigo las antiguas yerbas del amor Shekespierano
y le dispares a mis contrarios
y mueras por mí en la concupiscencia del destino.
Sólo puedo sumergirme en tu cuerpo y escaparme de lo demás.
Soy tuyo: tienes en las manos los códigos de la raza que se extingue de la pena,
unos matices áureos en el fondo de tu mirada iluminada y neutra,
acoges al león que vuelve de la contingencia rugiendo las multiformes batallas del resto de la vida. Soy tuyo: tu nombre me evoca los destellos más amables de las lujurias históricas,
imperios de luna en el infinito del sueño,
canciones de epifanías de deidades brillantes.
Soy tuyo: ahora a tus pies coloco a indómitas flores,
cada pétalo es la razón del átomo, y también se parte en dos algún sol
y todas mis voces lamen tu cuello.
Soy tuyo: nadie vio alguna vez los atisbos de un fénix delirando en el aurora,
los pilares que decoran las nubes del verano,
las eternas gotas del rocío del amor decorando húmedamente los espacios vacíos,
en tu cabello están los pudorosos secretos de arcaicas divinidades.
Y soy tuyo: a veces me visto con los tatuajes de tu espalda,
floto en los elixires de tus besos acaramelados,
y en tu interior desaparezco y nazco nuevamente
en los círculos concéntricos de vetustos triángulos malditos.

8/07/2010


“Ángel consolador del alma mía…

a dar corona eterna a mis desvelos?

Me ahoga la alegría…

¿estamos abrazados

para no vernos nunca separados?

Antes, antes la muerte

que de ti separarme y perderte.”



El asunto es la etiología

cuando las fauces de viejos arlequines destructivos

se manifiestan como si la omnipotencia fuese un juego

de virtudes.

Y entonces qué diablos pueden siquiera pronunciar

mi descabellado nombre?

Le dan a mis dedos el azar de los querubes

para que yo genere las prosas de la natura perniabierta,

y soles y lunas vuelven del paraíso abstracto

a embetunar el pasado de gotas negras de rocío sempiterno.

Odiseas hay en el bolsillo de mi abrigo

tengo las flores mismas de cada paisaje que quiero.

Ay! que me jode el viento en la cara,

he recorrido el mundo entero en busca del amor.

7/29/2010

MI NOCHE


Quiere la noche
si la noche es todo
lo que gira en derredor,
hacer juicios totales
de lo que rosan mis pupilas.
y en las ofrendas a la vida yo
consigo sus abrazos
y los licores corren cual promiscuos pajarillos
en la caridad de los suspiros
en su nombre de la Reina,
y pienso en todas las nadas que tengo,
y de nuevo tengo el negro diamante
de la noche en mis manos.
Los círculos de la existencia
en extensión son besos de dioses,
hay ángelus alternándose en las mesas redondas
de mis desvaríos.
el mundo cuando es tierra pisa en mis señales
cuidándome la espalda y dibujando la salida
germinan selváticas melenas de las cortezas rojas de la mañana.
Todo bajo la lluvia informe de mis lágrimas mezcladas
en tormentas Venezolanas cuando la noche me rehúye.
Siento a lo maravilloso tan lejos tan lejos
que ni todas las alas me llevarían a sus brazos.
Me muero íntegramente
cual los cristalinos fluidos que se disipan en los mares.
Quiere la noche que mis torpes manos hagan el castillo en el cielo,
mas el barro es escurridizo
sólo es más del agua de las expectativas.
En mis garras dos pistolas brillan de reojo
yo veo en tus manitas solamente mis caricias
no quisiese contaminarte de las pólvoras de mi vacio
pero te quiero a mi lado por el tiempo
mi paradoja es la cruz más pesada.

6/24/2010


AMPARO BELEN
(“Me tocó crecer viendo a mi alrededor paranoia y dolor, la moneda cayó por el lado de la soledad (otra vez.)…
No me lastimes con tus crímenes perfectos…”) Andrés Calamaro

Flor germinada en la oscuridad de recuerdos difusos,
cuantos tiempos he dedicado a tus nadas, al todo
que me entregas en solamente tu presencia,
a los instantes que me retuerzo como el cuchillo de tus espaldas.
Si quisiera definir el devenir de tus cuerpos,
si quisiera abstraer el dulce y escondido sabor de tus pasos,
me quedaría con recuerdos nonatos
que murieron en mis relaciones infértiles
como los faroles de una plaza maravillosa
de aquellas donde he bebido con tu nombre,
contigo, con tus arranques de criaturas nobles,
con tus hormonas exasperadas en los caprichos de la luna
y tus voces, con las ideas que sin sentido descienden en la entelequia.
No hay explicación para que yo no esté en tu cruz.
Sin embargo el ulterior en sus redes crea emociones.
Yo tampoco me atoro en las ramas de árboles insensatos.
Regalé mil años a escribirte los eufemismos perfectos
que dibujaran los originales deseos de que tu boquita fuera feliz.
El hombre sufre la patología del dominio de los días,
el animal sufre la enfermedad de la violencia del deseo,
el amor es la piedad del arco iris de la lluvia
que prefiere seguir de lejos la belleza de soles lejanos.
IN FAN CIA
Hay habitaciones del ocaso
y la puesta del sol que el dolor no deja
abandonar en la mañana pútrida.
Ahí están los niños bailando
con artefactos indómitos
y las madres con unas cadenas de chocolate
y otras chiquillas fastuosas,
esperando espontáneas.
Ahí están los océanos de emociones
sin diques aturdidos
y los colegios municipales abstrayendo
la exclusión de roca futura.
Este paisaje se nomina “la niñez segura”
y este horizonte ficticio
es de sólo algunos
que venden el culo en las subastas del infierno.
LIBRO
Tengo las piedras en los bolsillos, sé
la corazonada de cuando se acabará el cuento
y la tapa posterior se cierra en un suspiro
y busca otra historia que le de agua
a los perros callejeros que rondaban el pasado.
A mi boca llegan todos los ojos enrojecidos
y en sus recuerdos traen condiciones irrefutables.
Ay! de mí, los amores que se escapen,
no hay cabida en el sol para unas nuevas explosiones.
Todas las mañanas el resabio de mis bigotes
desaparece en la ducha, en la copa corroída,
en la comida inacabada, en el beso de mi amiga
constipada y dividida, anonadada en mis expiaciones
y no deja ni medio espacio a la eternidad
del momento indefinido por la nada que nos rodea
como trabajos y relaciones embarazosas
en el contexto circundante de los partidos de belleza.
La nobleza es un caso cerrado de ante mano,
lo mundano de las circunvalaciones cerebrales lo decretan,
la soberanía de la realidad se evapora en la portada
de una revista sandunguera, gamberra descolorida
y camino por la vereda de lo que fue mi hogar
imaginando el ayer como un rebosante mendigo.
En aquellas circunstancias Dios es el hielo
del licor cuando es adicto cuando los pies se tornan plomo.
Las gavetas del honor sin familia escapando
como pájaros tirando al Eolo papeluchos
que adquirieron en tribunales chistosos de mala muerte.
Me pregunta cada madre -¿qué prefiere en su linaje?-
Las convulsiones dominicales dicen “quiero una cerveza”.
Yo ni siquiera cito a Sócrates tremebundo y legionario,
pues tengo la respuesta en la cresta sucia de mi lengua
donde no diviso más que un beso que me falta
mi saliva rebullendo cual los deseos de pueblos fantasmas,
las señales que aparecen en pétalos virginales,
las prostitutas azoradas que me abrazan en sus carbones,
bloody Mary, Chivas Regal, Stolischnaya, Fernet,
Martín dry, menta glaciar, sangría española,
Laura, Fernanda, Josefina, Ana, Rosa, Maria, Soledad,
sexo en la playa en la roca de Isla Negra en el verano,
la rubia platino de la esquina de la calle de mi ex novia;
los delincuentes de la Vega que me obsequian relojes
con pulseras de plata que cambio por aviones,
mariscales y sopaipas, habanos Cubanos,
discos de vinilo salpicados con fluidos de naciones oprimidas,
tribulaciones insensatas de homologaciones agarrotadas
con burgueses aletargados que añoran mi presencia,
polvos inmaculados en las chinganas de la corrupción
de la policía que se esconde en los callejones inmunes;
antigüedades preciosas, otro día en las nubes
con mis camaradas eternos: los de oro amarillo,
mis chaquetas y mis abrigos, mis galas refulgentes
que atraen al fénix de la mañana que sigue.
No tengo mentiras en la mirada que despliego,
hay flores de la sonrisa y cariños en las espaldas
hay versos con coronas que son justos y luminosos
yo no temo a la noche constante
pues voy de la mano con la mañana
en la portada de este libro escandalizado y maldito
que nunca jamás se acaba aunque la muerte nos separe.
Amigos (a: Claudio, Rodrigo, Álvaro, Marcelo)

Dice la saliva del diantre
qué la luz del camino espinoso
del paso de los compañeros furiosos
es la remembranza siempre dibujada
en las paredes de la límbica epifanía
de las sensaciones de gloria.
Pero soy rebelde:

no
hay
dios
en
mi
mesa
de la cantina,
sólo ustedes queridas bestias sinceras.
El amor es otra de las vísceras
que eléctricamente confunden
a la eucariota frontera de la mirada del resto.
Ellos están adentro de mí
cual espermatozoides negros
que solamente funcionan por motivos extraordinarios.
Yo los amo, yo sé que son pocos,
yo sé qué se extinguen en este universo ingrato,
nadie separaría la lujuria de lo que experimento
mas por eso los sigo queriendo
en las noches cómplices
cuando matan y mueren por mí
como atañe la reciprocidad madre
de todas las batallas en camas ajenas.
Me preguntas ¿por qué eres la noche,
bestia desagradable?

“Se llamaba Soledad y estaba sola,
como un puerto maltratado por las olas.
Coleccionaba mariposas tristes,
direcciones de calles que no existen,
pero tuvo el antojo de jugar
a hacer conmigo una excepción
y primero nos fuimos a bailar
y en mitad de un “te quiero” me olvido.

(Joaquín Sabina)



Si bien o mal era habitual interrumpir descaradamente el espacio en el tiempo pasado, al verla insurrecta de estructura y palabra, quise celebrar con ella su próximo funeral y saberme entre sus piernas aunque no fuese lo correcto.
Varios días me dediqué a acercarme a su corazón de pirata, mas me topé con una coraza dura parecida a una perra rabiosa que no me dejaba cruzar hacia el jardín de su pecho, salvo le ofreciese carne sincera y cariños lujuriosos embetunados por alcohol y psicotrópicos variados.
Ella siempre gusto de ir un paso adelante de mí, sin embargo, por lejos, aquel hecho jamás me molestó, debido a qué de esa manera podía mirarla por atrás y ver como la cabellera le manchaba la chaqueta con guirnaldas blondas y como el trasero se le marcaba en los ajustados jeans que acostumbraba a usar.
Al cabo del tiempo nos convertimos en la pareja perfecta.
Ella procuraba ser demoníaca y quizá alejarse moralmente de mí con sus historias descabelladas, ya que según puedo entender, a estas alturas en las que ella ya desapareció, qué incluso creía que yo era, también, una especie de diablillo.
A pesar de todo, yo me dediqué a su felicidad, a lo que creía le gustaba del suicidio lento de la bohemia y el despilfarro, a compartir los excesos y las mentiras y vilipendiar al universo y reírnos bajo el influjo dionisiaco de una mágica mata.
Hice un millón de fiestas en su nombre, la presenté en mi mundo como la Reina de otro universo mejor y más honesto. La honestidad había mutado en su paradigma, obviamente, mi amor por ella no podía ser divisado salvo por el prisma sublime de una ética que (aún) no existe. Ella también me amaba, lo sé, pues me cuidaba en el ocaso, me acompañaba al hospital psiquiátrico cuando yo quería descansar del agobio de la realidad y fue la abogada de esta causa perdida llamada Pavlo Zamorano.
Innumerables veces me prestó dinero y nunca me lo cobraba, pues sabía que yo, igualmente, era ella y le daba todo lo que poseía a mi alrededor.
En ocasiones memorables íbamos a restoranes de lujo, a los más elegantes de Santiago y comíamos y bebíamos como los ricos que nos explotan. Nos portábamos mal y éramos tan naturales que asimismo conversábamos con mendigos, travestís y prostitutas infantiles.
Juntos vivimos todas las vidas y lo exquisito de nuestra aventura era que nadie sabia de aquello, de nuestra complicidad absoluta que nos unía cada vez que los demás se descuidaban.
Yo la miraba como todas las mujeres de mi vida. Yo la amaba! Creedme amigos míos! Aunque no soy hombre que desprecie a las mujeres. Ella era mía y de todo el país y sabia secretos que aún desconozco.
Y me pasé gran parte de los días peleando por su respeto y su cariño incondicional. Creo que incluso asesiné a un par de ignorantes cuando se atrevieron a mencionar el nombre de tan gloriosa mujer. Le prometí la eternidad a mi manera, a la manera de los malditos inmortales. Y aunque ella se alejó de mí con trompetas y platillos, por qué pensó que lo mejor para el demonio era la Soledad, y me partió el corazón con su traición y su partida irremediable, yo me di cuenta de qué igualmente debía cumplir la promesa que le hice: “nunca estarás en el olvido” Mi Lobita.

6/16/2010

NADIA


Mi guerrillera, mi viajera, mi pequeña, mi quinceañera, mi científica, mi magnifica, mi caminante, mi peregrina, mi enamorada, mi amiga, mi compañera. Quieres que te saque de aquí? NO! Cuando te conocí el mundo estaba en una cuadra de población, el mundo estaba en tu uniforme escolar, el mundo estaba en la tarde en la plaza de armas, el mundo estaba donde no debería estar. Tú eres hija de la trinchera, tú eres de la batalla, tú no estás, conozco bien tu beso pequeño… hasta siempre, hasta la victoria siempre! Mujer de nadie: Nadia…

6/09/2010

Ahora los saldos menesterosos y amarillos

todos los jirones de aventuras

y funerales exigentes.

Habían madrugadas gélidas

allende sin pelaje explotaban contra charcos

de incidencias los mínimos recursos

de un atado enmarañado del terror cotidiano

y el león en la habitación de cristal apunto

de quebrar la ventana y escapar…

Sabe la sensación de saltar de babel,

este ciclón pretende enmendar fantasmas escurridizos,

pues cuando intentaron comprimirlos, las grageas

tornáronse vinos, las mujeres: respuestas.

Los versos son las garras de el león vivo

que pulula mustiamente observador en el averno.

Los nervios gritones en su ronda final,

se acerca la noche cargando en sus espaldas

una mañana preciosa: la sensación de la torre

en frente de un querubín libertino y tempestuoso,

la sensación de las cartas de amor incoherente

y abrazos que no importaban en el alud de la rotativa.

CONTEXTO


C O N T E X T O

Lo que pasa es qué LAS

perspectivas que determinan los futuros

se alejan como las providencias del último ojazo.

En las noches más centrales, yo, vuelo

en brazos de un incierto devenir de caballos misteriosos

,sin embargo, hacia la casa de Epicuro,

Ron de pirata y tetrahídricas pócimas antiguas,

unos venenos rusos que le dan el rococó

a mi disertación dadaísta en medio de la playa.

La seguridad de una alquimia ajada:

lo que me sostiene en el tambaleo ineludible

del choque impresionante contra el muro diáfano

que separa

la vida

de la vida

en vida.

(Nadie se atreve a refutar la medalla

de la rutilante oscuridad; y viceversa)

Ay! De mí… zorras maduras cayendo

del árbol genealógico de mis amores nonatos;

y cine, cuántas equis se encuentran en el comercio!,

periódicos amarillos de mundos paralelos,

subproductos del destilado del dorado

hijo de la vid nortina agarrado en un bar de Cal y Canto,

cadáveres sabrosos dentro de la cara de Dios

inflándome la pelvis, soplándome en el abdomen

como la casquivana madre de Rolando.

Yo cual la energía

disparo un par de chispas que regresan intactas.

Mi lucidez proporciona unas discusiones de diamantes,

a veces, el mundo pasa por mi dedo absorbiéndolo

como el anillo sagrado de la puerta de la vida

y con él hago la proeza de la justicia en millones de camas…

Mil años a mi corazón requiero,

hijos míos, hermana sisada lejana y seducida!,

amados destruidos con el rabo entre las piernas,

el mundo es tan nuestro, es nuestro

como la parra del botellón amargo que ilumina mi escritorio.

En donde me encuentro hay fetiches,

cosas plásticas, prácticas

absurdas e inusitadas.

No tengo certeza de cómo el lapso es capaz

de dibujar en las paredes del cerebro psicológico

tales cuadros de recuerdos indefinidos

por sus colores fuera de la campana de Gauss

donde me encuentro en las noches

con mis mejores amigos: una sarta de demonios

que muchas veces son leales a la manada.