6/09/2010

CONTEXTO


C O N T E X T O

Lo que pasa es qué LAS

perspectivas que determinan los futuros

se alejan como las providencias del último ojazo.

En las noches más centrales, yo, vuelo

en brazos de un incierto devenir de caballos misteriosos

,sin embargo, hacia la casa de Epicuro,

Ron de pirata y tetrahídricas pócimas antiguas,

unos venenos rusos que le dan el rococó

a mi disertación dadaísta en medio de la playa.

La seguridad de una alquimia ajada:

lo que me sostiene en el tambaleo ineludible

del choque impresionante contra el muro diáfano

que separa

la vida

de la vida

en vida.

(Nadie se atreve a refutar la medalla

de la rutilante oscuridad; y viceversa)

Ay! De mí… zorras maduras cayendo

del árbol genealógico de mis amores nonatos;

y cine, cuántas equis se encuentran en el comercio!,

periódicos amarillos de mundos paralelos,

subproductos del destilado del dorado

hijo de la vid nortina agarrado en un bar de Cal y Canto,

cadáveres sabrosos dentro de la cara de Dios

inflándome la pelvis, soplándome en el abdomen

como la casquivana madre de Rolando.

Yo cual la energía

disparo un par de chispas que regresan intactas.

Mi lucidez proporciona unas discusiones de diamantes,

a veces, el mundo pasa por mi dedo absorbiéndolo

como el anillo sagrado de la puerta de la vida

y con él hago la proeza de la justicia en millones de camas…

Mil años a mi corazón requiero,

hijos míos, hermana sisada lejana y seducida!,

amados destruidos con el rabo entre las piernas,

el mundo es tan nuestro, es nuestro

como la parra del botellón amargo que ilumina mi escritorio.

En donde me encuentro hay fetiches,

cosas plásticas, prácticas

absurdas e inusitadas.

No tengo certeza de cómo el lapso es capaz

de dibujar en las paredes del cerebro psicológico

tales cuadros de recuerdos indefinidos

por sus colores fuera de la campana de Gauss

donde me encuentro en las noches

con mis mejores amigos: una sarta de demonios

que muchas veces son leales a la manada.

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