2/23/2007

LA SOMBRA

Esa negra perfumada del pasado
en tu atisbo
que me sigue por los mundos
en donde ya no te beso,
son estas sanguinarias vigilias
y este dolor de hoja fina
que llevo en el seño dibujado
como el cadáver espeso
en aquel lluvioso verano
de tus canas de niña.
Y ahora tú respondes, cual la perra
a su hijo santo,
que la culpa del suspiro que riega
los edenes desiertos con meado borracho,
es de la nada que lleva en el lomo
la pena absoluta del todo
se acaba algún día.
Y yo me pregunto a través de tu pelo
perturbado por la intrusa vocación
de mis palmas en tu carne
con un montón de argumentos
del sol más cobarde, más terso,
a esas horas en que la soledad se transforma
en los dos sexos de una sola cosa,
bella, rutilante y eterna
¿Por qué ya no me amas
si debajo de la luz
aún me sigues los pasos?
ESPERA

Mientras tanto, necesito euforia
en ámbar vitrinas con bellas
genios revueltas en dosis máximas
de facciones finas y capsulas de sol
que me sostengan el pecho abierto
como me quedó al amor de vacaciones
de invierno, verano y otoño eterno
(siempre faltará la primavera
a la escuela) .

Y es que si bien los alelíes y sus velos negros
se marchitan de besos desaparecidos,
en algún lugar perdido del corazón
del mundo tendido en el piso
del tiempo perdido, existe ella
a mi espera
pero todavía no lo sabe
ni lo ha sentido: sólo ha soñado
cuando se ha enamorado
por culpa de un miope cupido
del Casanova equivocado.


2

Intentare ser
con mi cola de flecha el incendio
de ruidos que se quejan
de la vida

para que así te des cuenta de que arden
heridas en el abismo de la tierra
que pisaste atrevida
y desnuda como santas
nubes que besan las cimas de las fiestas
azules que me roban el sentido del ocaso.

Procurare ser los espacios
de tiempo que pierdes al creer en los años,
en reyes y magos que cocinan
espasmos a la soledad ladrona
que regala cosquilleos al cuello de tu interior,

para que me construyas el amor
perfumándome el tálamo con tu sabor a cuchillo
rodeado de flamas turbias y groseras
como canciones de quimera
para ti y para mí
en la intimidad de un secreto
que todos lo saben pero sólo nosotros lo vemos.

2/15/2007

AU REVOIR

Se va
por el hilo de sal
infinito del breve
trémulo golpe de aromas y flujo

lluvias de hembra de piel
que hoy revelo,
con todas las almas
y sus raíces profundas. Hundidas las ninfas
en su horizonte encendido

de vida y de muerte, cómoda lumbrera.

Se va
como toda

viajera de los lapsos
que desaparecen tras agujetas
de halitos suaves, frescos rocíos:

furtiva la pupila a mi vista impaciente.

Gata, perra, luna, mañana.
Se va

saboreando el sendero
que voló cual toda

súcubo soberbia de beso rojo
se va
en esas mantas de humo y zaguán
de habitaciones
azules donde reina mi mar
en conchas multicolores

la espuma de oro
de sabor mojigato de horas sin nombre

de miel nacarada
decorando los recovecos del intimo
secreto de cuando

se fue.

2/13/2007


*ALEA IACTA EST

De una bolsa con ácido, mis ojos cerrados,
Proviene la placenta que elaboró mis extremidades.
Sogas umbilicales con púas de acero,
Temor transmitido de alimento doméstico.
Medusas y súcubos llevaban mi sangre,
En ningún vientre materno alojaron mis branquias.
Con vinos vinagres los biberones cargados,
Ni una teta cálida se antepuso a mi mollera.
El pañal ortigaba y la cuna en el ático,
Tabaco perfumaba la habitación tan oscura,
El móvil de fantasmas atormentando los sueños,
Los cucos más tristes yacían borrachos al borde.
No pudiendo comprender aquel triste descuido en su frío cálculo,
Dios se persignaba ante el querube olvidado
Y se apiadaba con una lagrima que brillaba como aluminio.
Intentando reparar los eternos suplicios de la cría mal parida
-¡¡Perdón!!- le decía y le cantaba sus himnos,
Hasta dejarlo dormido le recitaba el santo poema.
Con leche de perra se alimentó a este lobo,
Lo vestían de escarlata emulando a los diablos,
Expiaban sobre él los pecados del mundo frígido,
Como furia deslumbrada
Le escupían las facciones.
Las bestias de este calibre padre no tienen,
Hijos son de los espíritus perversos del abismo,
que atraviesan las ventanas
con silencios absolutos y violentan a las vírgenes
en posiciones antinaturales,
Y las horas crepusculares sus fechorías encubren,
Heredando anatemas al bebé atormentado.
Rojos son los recuerdos que invisibles se pasean al filo de mi sentir,
Huérfano nací hasta el día de los muertos.

*(la suerte está echada)