6/07/2012


Consciente de mi capacidad de vuelo, luego de poner mi mano tapando mis ojos y dándome cuenta qué era mi sueño, estaba en un lugar como un edificio, qué ahora comprendo: era la torre de Babel. En cada momento, perturbado, escapando de hombres con abrigos verdes que pretendían atraparme y ajusticiarme bajo su moral que no era la mía, cuando estaba fornicando con adolescentes lujuriosas y golpeando con mis pies las mandíbulas de  presidentes de todos los partidos políticos, avanzaba piso a piso de la estructura de cemento, siempre pensando qué cada vez que veía una luz, ese era el techo (mas solamente era otra planta del rascacielos por la que pasar generando desmanes).

Eran dos conejos felpudos, con las orejas hacia atrás, uno era negro, el otro era café y blanco. Ambos escapaban de perros y huasos que querían asesinarlos. Entraron en mi casa, una mansión llena de ventanas. Ventanales enormes que se abrían por cualquier parte. Frenético y algo angustiado, increpé a mi esposa para qué cerrara los vidrios. Pero los conejos estaban tan  temerosos que igualmente huían de sus salvadores, encontrando para su fin evasivo, umbrales transparente sin cerrar. Yo le gritaba a ella que los detuviera. Sofía lloraba dado que los conejos volvían a la calle a merced de sus depredadores. Yo salí con un arma de fuego a espantar a las rapiñas, mas ellas  regresaban con cada vez más ira, ahora, en contra de nosotros también. Estuve durante toda la pesadilla defendiéndome de los horribles cazadores, matando a uno mientras aparecían dos más…

LUJURIA 8


Arranca de su manto sin olvidar
que es tu ropa cochina una pesadilla palpable
que si bien lejos del nuevo libro,
ha sido un prologo inolvidable,
hecho de sangre y sudores mezclados
en ajenos catres de hoteles mugrientos
con grandes espejos abiertos
cerca del río Mapocho
a la hora en qué se murieron los muertos…

(,,,)


Un paréntesis después
de los puntos suspensivos
de la felicidad completa,
para qué  sea una historia
debe encerrarse bajo la tierra del recuerdo
como un sueño sucio y asomarse de cuando en vez
bajo el umbral de la puerta
cual un escarabajo magnánimo
a recibir las migajas del asco propio.
Haberse gestado en un día nublado
como un mar verde sin la forma del dique
de lo cotidiano.
Dormir en un vaho de cigarro
(aunque no fumes)
y recibir babeando un lecho amoral
parecido a un abrazo del diablo.
Olvidarse en un nuevo paso en el cielo del beso amado
y no volverse a repetir jamás
como toda experiencia del existir tranquilo…

6/01/2012


Vengo de la escuela del qué se escapó del rebaño
a una montaña hasta el medio día que no correspondía
volver, con su serpiente y su lobo.
Todos tienen creencias y televisores de plasma,
zapatillas hipocalóricas y bufandas multicolores,
autos que ponen negro un poco el cielo
y que sumados enturbian el horizonte entero como si nada pasara;
dividendos de años que nadie asegura que vivirá…
Y crías por si acaso, en algún momento, el hombre se olvida
cómo se reproduce con semen y alcohol las ganas de emanciparse un poco.
Obligaciones tan feas como la palabra obligación.
¿en qué `planeta habito?
Flor germinada en la madera del antro,
pescado erguido que vuela en la ladera del vuelo,
ojos que brillan en la coincidencia del tópico
cuando el alma olvida que está en guerra con el capital.
Hoy me levanté con ganas de matar,
todas mis neuronas escapan a bordo de un verso.