3/30/2010


Soliloquio

Te acuerdas de ti, adicto camarada?

De los niños altivos como un grupo de cobras

que jamás comprendieron la corona de los reyes

y cayeron en los recónditos precipicios del pensamiento?

Sin embargo germinamos cuatro mil veces

de la ajena matriz de quinceañeras promiscuas

y de ajadas seniles con las patas abiertas.

Y construimos este orfeón de latidos y cuchillos,

de misantropía y humedad cual la comisura del adobe

convertido en el hogar de un lúbrico animalucho.

Muchas cuentas impagas ha probado tu imago

el temor ancestral lo has soportado trémulo

cual un lobo de uvas escarbando lo etílico de la cepa,

muriendo a goterones como las piedras aztecas.

El pecado capital del ocio es tu boca

las vaginas, el oro, los gatos abandonados

han pintado tu camisa, tu gloria enajenada

fuera del universo primate que trabaja de estrella a estrella.

Ya no importaba el dinero ni nada de lo que había,

la mujer te ha abandonado con la caja de pandora

en mitad de la faena tus ojos se han varado

en el pozo azabache de debajo de tus cejas.

Sin pensar en tu madre, difunta enamorada

y los hermanos menores que celebran el ocaso,

el azulado padre de las joyas rutilantes,

que te brida lo que arremetes en la bóveda sinsentido.

Podrías volar pero el cemento de tu historia

te limita con sus raíces olvidadas en el infinito.

De los mundos paralelos has exprimido los choros

de salvajes marejadas apiladas en empresas.

Los asesinatos son quimeras en el fondo del pasillo

de tu alma maltrecha cual estatuas antiguas.

Sería el mundo la flor que halan niñas virginales

pero en el universo difuso dios juega con sus naipes.

La soledad es una vieja maldita que rompe los cristales

y sus orgasmos en el rictus traen enfermas secuelas.

El esplín se hace más gordo en el periódico de lo absurdo

y los parpados pesan más que los sueños de un mendigo

con la hembra serena que se baña en la playa de Coquimbo.

Ni tampoco esa rubia te sacará las hojas del huracán macilento

que devanea en tu cerebro cual un fauno aturdido,

si les dibujas el sexo con los bigotes a las serpientes

que se toman tu dinero en los zaguanes del infierno.

Recuerdas, mi amado amigo, que lo único que tenemos

es el lenguaje sublime que le damos a la existencia?.

3/22/2010

PÁJARO ROJO



Salí a volar, como un ave de colores

angustiada de su jaula entre muros transparentes

similares a los hielos.

Cargando con los cuerpos nonatos del delito,

primigenio en su morfología cual un ritual culposo,

y la vergüenza incluso tiñe bermellón esperanza,

la alegría de escarcha que cubre el rio negro.

A veces los cuchillos celebran con las venas

en un garito apartado de la conciencia de clase,

una muerte pequeña entre diversos extranjeros

alejados del metal que estructura el esqueleto.

De sublime mezcolanza se conforma esta amasijo

que está tan homogéneo como contrahecho y trastornado.

Me pudro en sus molleras tras el vomito espantoso

quisiese estrellarme contra algo que me recuerde una persona.

Ciertamente viajo por el aire de una norma

lo intangible del poder que se nomina rebeldía,

mas la alegría confundida se ha adherido a un peñasco

con sus dientes dorados del amor de la cerveza.

Tengo que vivir con el agua de Rocío

con las piernas de la novia casquivana del olvido

enredadas en mi mente como culebrillas melosas

que me matan suavemente y se beben mi dinero.

El amor se ha vuelto roma

y todo gira en espirales

se me caen de los ojos las babas de la melancolía,

para dibujar reminiscencias y puniciones a la cesantía

de decir que el trabajo es un plato de comida.

De lo alto se ve inmenso el esplín en las literas,

me sentiría como un dios pero no me he cambiado las calcetas.

Vuelo como un duelo, como una viuda en el espejo

trepidando solitaria una maraña sin cimientos,

en el aire ahora todo flota: era falso aquel vaho,

he escuchado, igualmente, mi nombre en otros labios

mejor pronunciado, con la dicción del enfermo,

los labios parecen, también, un delirio Sueco.

Tiendo a no considerar que desperté en la mañana.

Aún no es mañana y su soberbia me lisonjea

mientras me baño desnudo bajo el meado de las botellas

escuchando un ruido necio de iconos difusos

de pendejos, de maracas, de seniles contertulios

reaccionarios como luces de internet, de autos, de elites,

parafina, sushi y antiácidos

cual bestia con la tiña que se llama capital

cojeando por la nube rígida del asfalto de su calle.

Ya no quiero bajar del aire, aunque se agotarán mis alas,

se harán el polvo rutilante que cubrirá mi ataúd.

Victima Bizarra


Como un gato negro que se muerde la cola.

VICTIMA BIZARRA

VICTIMA BIZARRA


No aprehendo nunca: soy bruto como los carbonos

que brillan en las joyas de desposeídos mandriles.

Me come la zorra cual un fruto silvestre

creyendo en un dios perniabierto y con ligas

y se deshace mi dinero como el agua en la vasija

de un cadáver con hambre acompañado por la nada.

No tengo solución, tropiezo cuarenta mil veces

con la nariz de una cualquiera.

Quisiese el mismo Pazuzu que me revelase al mundo

siendo un iracundo lanzador de saetas.

Mis nervios entorpecen el flujo del aire,

mas las sigo mirando con desprecio pasmoso,

no con petulancia: con los colmillos apretados, empachado

en el encéfalo con cocaína malsana.

Y sin renunciar al dolor buen verdugo, mi sangre es espesa

y no sale de Soma, por ende me arrepiento aunque no sea mi boca,

de poner mis metales en las puntitas de sus tetas,

viles coquetas, hacedme la cama, ya habrá otro rockero

que mejore mis versos.

Ustedes creen, acaso, en la litera empapada

por la silueta de vuestros cuerpos,

cuando las manos generan goces similares a sus madres,

en el fondo vuestro erotismo se traduce en esas voces

del padre y los novios que carecen de dinero

ya no palpare ni sus flancos ni sus sueños

quiero que se arrastren como un maniquí del infierno

que es este escaparate donde se gastan mi dinero

y me mienten como si yo no supiese que a la misma muerte espero.

Ay! Mis queridas, sois tan idiotas como los palomos en invierno

y sus gatos se abren fácil a los escupos de mis labios,

mientras genere las estupidez de la vida convencional.

He intentado amarlas pero seré la jeringa

tengo todos los canceres de sus piernas separadas ,

por eso me molesta que hablen de hastío

si ni siquiera conocen mi puño,

con un lápiz y las letras.

Ahora las logro penetrar

en las pupilas, para saber que lo peligroso no estaba en mis vísceras.

Siempre fueron una luna lejana y cambiante

con unas afiladas lenguas que atravesaban las paredes.

Y no bastó más que la porción de vuestra historia

para entender lo integral de las tinieblas que las consumen.

Como cardúmenes tarados he flotado en sus vientres

arrastrándome como una serpiente asustada por las manzanas

si supieran que incluso las he cuidado en las mañanas

cuando sucias reposaban con la conciencia en otro mundo

quimeras desdichadas! Cuantas alforjas he llenado

con el mineral de sus sollozos,

mas son como unas perras que se sientan en un trono

para disfrutar de las luchas entre absortos gladiadores

y reír y llorar, piden los besos del látigo

vuestras cicatrices son reminiscencias de sus primeros amores

y odian los idilios, a los arcaicos cantores

que al igual que yo pasean por sobre nubes y flores

silbando las melodías de los cementerios enormes

con la melancolía inmensa cual la doceava torre.

Nosotros nunca seremos del amor espectadores,

así que espero se atoren con mi falo en sus gargantas.


3/10/2010


Ahora las alas sin el viento
endurecido,
corren por el vaho de la soledad en su horizonte
perdido,
le debo plantas a los panteones exquisitos,
son el reflejo de los años mozos
donde sirven whisky de acero y caminan
de lado por mi vientre las espaldas
de cortesanas sonrientes
que vivieron en el colchón de lo efímero
el amor etéreo carcomido por lo lascivo del licor mencionado.
Sueño en las noches que jamás fue ella,
que se me cayó la melena en el pozo fenomenológico
y lo paralelo del cosmos se detuvo ante sus fauces
amorosas y destructivas…
nada en mis bolsillos brilla tanto
como su reminiscencia,
nada en derredor produce ese ardor de sino explosionado.
La noche ni siquiera cae, nunca se levantó del piso del tiempo,
no conoces el foramen magnifico de mi alma despótica y emocionada.
Han puesto electrodos en la sien de mi corazón,
los doctores también lloran mientras las enfermeras me lamen.
Yo sólo
decir tu nombre
he sabido
este sábado.