7/30/2009

BOTELLAS


De no agradecer
ni el sol ni la cama, he renunciado
a ti amiga encerrada tras el vidrio diverso.

Tengo por cierto el veneno
en el genoma y supuestos de la luna social
que administran el desliz constante de las noches
vacías en que una mórula salvaje revive
su impacto mnémico y sueña
en su cuna incendiada.

Adiós mi bárbara amiga
güera y acre;
acerbo amigo que raspillas el paladar
con suavidad de un dios dadivoso
que hace del hombre imaginario
un diablo mentecato
que forja y desbarata el contexto de plástico
que inevitablemente le rodea de barrotes.

7/26/2009

AMAPOLA Y PAVLO


Solo se pasea en el parque...

7/25/2009


HUERFANOS / MIRAFLORES

T ama r a.

Cuando tintinan las luces menos
que los soles en la noche quántica
sorbiendo los deseos en imágenes difusas: onírico
pantano de higiene neurotizada.

El espectáculo y los más necios grados
elevados en la métrica del mercurio y el argento
de los cuerpos de los hombres contertulios
de enormes y poderosos espacios transicionales
la esperanza
de una flota mecanizada ante las curvas de danzantes espirales
reflectados por el espejo (ojepse le rop sodatcelfer)
chocan las palmas engalanando el desierto de la mente
venal de aquellas inquietas mariposas.

No me niego el devenir de la sangre en capilares
cavernosos y sobrevalorados
por la genética de un mundo en el centro de una moneda
que en papel se a tornado
erigiendo la escisión del amor
y del placer
en la piel de la cortesana cual una suave poza de hiel nacarada.

Razas y efectos de la luz en lo azabache de la covacha proyectan
el discurso erotizado del cosmos
en mínimas bragas arquetípicas que solucionan la tensión
de las cuerdas del violín
que esbozan los concéntricos jirones de una piel modificada.
Y cada partícula rebota en lo antitético
del problema de los Epicuros graciosos
en la despótica posición del averno

y su capital.

Era de mineral mi mirada engrasada.
Tal cual, estando en el origen de la autopoyesis, mis carcomas
se nutriesen en los idilios imaginarios
como células y paradigmas reducidos en un espasmo
que constriñe los días que son iguales a
los días de siempre.


Si la reducción de la natura,
que propone en su esquema
fronterizo y nostálgico,
logra influir el relato de la proeza
que es lo esencial o el alma de la aventura que es, a su vez,
el acaecer de recuerdos que en gloria cantan los guerreros del antaño
(in interminable),
debería intentar regalar este quartz de la riqueza
en su máxima
nada: en su máximo todo,
y reconocer su amistad transaccional y perfecta
cual una alegría infringida en lo más anatómico
del holismo y su larga fuente.

Hablare de ti, como si hubieses sido
¡siempre! Lo que ego sublima atiborrado del icono
y pulula estupefacto la realidad de la realidad
de poder agenciarse el vientre y sus accesorios,
sus tetas, sus nalgas, su idioma extranjero

de la algarabía de su cuerpo: que sería:

los cabellos tan extensos como los caminos que llevan al Parnaso,
igual a los ríos negros que son las arterias del mundo,
mojándole la espalda blanca y curvilínea, de seda versátil y estética
recargada de dulzura y misericordia,
confluyendo en su amplio trasero hecho de caderas maternales y vírgenes,
tal cual las divinizaciones
que le atribuyen acéfalos al portal de la vida. Su vagina pequeña
como los tropezones de las antitesis que generan los mismos universos
en plenitud y certeza. Depilada y delicada.
Estimulante de asociaciones con la perversión primera. Su boca enorme.
Sus labios iguales a la objeción de la pobreza,
sus hilarantes ojos adornados por infinitas guirnaldas
de pestañas negras.
Y como si su sonrisa albergara
la letanía irónica de la despedida primigenia,
su abdomen era tan liso como las caricias de lengua
abierta en su finísimo cuello que sostenía
al igual que un pilar magnifico la belleza celeste
de su cara de gamberra.

Sus piernas: sus piernas
menudas y morbosas columnas de mármol
que lograban extenderse como pitones puras
ahorcándome la espalda hacia ellas.

Sus pies eran insignificantes, no obstante, tan
cosmopolitas tan majestuosos
que los montes serian una vulgar irrisión.
Me jacto de haber derretido el almíbar blanco de su dedo pequeño
mientras frenético le enterraba un animal cúprico y rígido
en la olorosa y húmeda piel de su feminidad.

Hermosa mujer era T ama r a
la más bonita de las hermanas que mi sangre ha recorrido
por la hora y media que nos amamos para siempre.


EL PERDÓN DE MIS HERMANAS

Ahora, después de que se cae
el metal del cielo de la cabeza,
sedada del hastío diluido
por el cáustico amoroso del licor,
y disipadas circunstancias
mojan a las hermanas
con las ideas que han sobrevenido
en el salvaje estado
de la verdad absoluta (que es el animal
sonido ansioso de postergarse y ser-
u n o c o n e l t o d o) y probablemente
la cultura sienta la punta de aquel falo corroído
por la supremacía del desinterés del mundo
plástico y genético, y se enfade y envíe todo
su escuadrón marginal y excluyente
de las vicisitudes lógicas de la natura compleja
desmembrándome, amenazándome, silenciándome
y acusándome del mal
del bien,
solamente me queda cantar de pie y seguir
buscando debajo de todas
las piedras de la historia y la filogenia,
el amor de una fiera
que sea mía como yo.

7/11/2009


PLeBe

Las piedras de los hombros,
los colores de la traición son reacios
al matiz: sus blancos y sus brunos,
como todo en la vida del CPU humano
absorbiendo
Las últimas noticias
de la vida burguesa.
Nadie piensa, nadie pisa,
nadie adquirió del dios evolutivo
el nervio recibidor de la imagen significativa
que retuerce la tontera
de la mentira estatal.
En este paisaje difícil respira el hombre,
empero la chusma se come el coprolito
de dictadores sexagenarios hechos polvo de bazofia.
El cerbero de la injusticia corroe las simientes,
imposible es la paz donde la oscuridad impera.
Bocas ciegas alunizan en la misericordia de ricachones
y se olvidan de la condición del futuro en sus carnes.

Especulan las ratas de oro
arriba del argento
mientras se dobla el trabajo de la mano paupérrima
y la mitad de la historia se descoyunta salvaje
esperando mesías y medicamentos genéricos.

(Dedicado a Zara)


RECUERDAS?

Cuando tuvimos que escapar,
y lo soñamos e hicimos el bosquejo
en un plano abstracto de aquella cabalgata aventurera;
con temor ¡si!
Mas ¿qué posibilidad el horizonte presentó?
Llenamos miles de vasos
con lágrimas y sudor,
sangre
y vodka y melaza
deteriorada por el esplín de la química nefasta.

Y poseíamos cada una de todas las voces
que asignaban los mencionados venenos de siempre,
de nuestra clase
cabeceando en la madrugada
del altanero miserable que tenía que pagarnos
que humillarnos,
que reclamarnos nuestra vida
que ya no era nuestra en aquellos calabozos
sin respuestas ni preguntas llamados : empresas privadas,
universidades privadas, familias privadas
de libertad y alegría.

¿Qué gran mierda ha sido la vida?
Cuando tuvimos que emigrar
exiliados de cualquier amor convencional y teológico
de todos los paradigmas vigentes desde vetustos siglos de siglos,
desde la ridícula extensión de la edad media en ahora,
desde la televisión, desde la prensa,
cuando todos estaban tan ciegos
que nos marginaron por ver más allá
del único sol del esclavo ovino…

yo pude, como nadie pudo, definir el amor.

(Dedicado a Zara)


PENURIA

¿De qué nube, oh!,
Te bajaste? Seguramente
el pasado ha decorado con ironía
la inopia y caduca sapiencia de tus estoicos pasos
al frente y atrás, atrás
no como ubicación geográfica,
nido de serpientes que en nebulosas descubren
su misión contra toda sumisión
y flotan serenas, aullando a la luna
como sus venas abiertas al sol que les desconoce.
¿De qué pasado, de qué futuro desapareciste, roja bestia?
Yo sólo tengo las manos y las espadas
(jamás use escudo más similar a mi corazón),
no he vuelto de la guerra, no te he encontrado,
no te he saludado con un beso maldito, no he probado
tu mano y soñado tu sueño.
¡Mírame, incluso la pena
se aleja morada de mi lado contraído!
Ella dirá en su perenne frontispicio:
“jamás había abarcado la totalidad de la existencia
de un hombre, ha de ser una extraña quimera
vestida de lobo,
y no reconozco su nombre en mi vicio voraz…”