6/24/2010


AMPARO BELEN
(“Me tocó crecer viendo a mi alrededor paranoia y dolor, la moneda cayó por el lado de la soledad (otra vez.)…
No me lastimes con tus crímenes perfectos…”) Andrés Calamaro

Flor germinada en la oscuridad de recuerdos difusos,
cuantos tiempos he dedicado a tus nadas, al todo
que me entregas en solamente tu presencia,
a los instantes que me retuerzo como el cuchillo de tus espaldas.
Si quisiera definir el devenir de tus cuerpos,
si quisiera abstraer el dulce y escondido sabor de tus pasos,
me quedaría con recuerdos nonatos
que murieron en mis relaciones infértiles
como los faroles de una plaza maravillosa
de aquellas donde he bebido con tu nombre,
contigo, con tus arranques de criaturas nobles,
con tus hormonas exasperadas en los caprichos de la luna
y tus voces, con las ideas que sin sentido descienden en la entelequia.
No hay explicación para que yo no esté en tu cruz.
Sin embargo el ulterior en sus redes crea emociones.
Yo tampoco me atoro en las ramas de árboles insensatos.
Regalé mil años a escribirte los eufemismos perfectos
que dibujaran los originales deseos de que tu boquita fuera feliz.
El hombre sufre la patología del dominio de los días,
el animal sufre la enfermedad de la violencia del deseo,
el amor es la piedad del arco iris de la lluvia
que prefiere seguir de lejos la belleza de soles lejanos.
IN FAN CIA
Hay habitaciones del ocaso
y la puesta del sol que el dolor no deja
abandonar en la mañana pútrida.
Ahí están los niños bailando
con artefactos indómitos
y las madres con unas cadenas de chocolate
y otras chiquillas fastuosas,
esperando espontáneas.
Ahí están los océanos de emociones
sin diques aturdidos
y los colegios municipales abstrayendo
la exclusión de roca futura.
Este paisaje se nomina “la niñez segura”
y este horizonte ficticio
es de sólo algunos
que venden el culo en las subastas del infierno.
LIBRO
Tengo las piedras en los bolsillos, sé
la corazonada de cuando se acabará el cuento
y la tapa posterior se cierra en un suspiro
y busca otra historia que le de agua
a los perros callejeros que rondaban el pasado.
A mi boca llegan todos los ojos enrojecidos
y en sus recuerdos traen condiciones irrefutables.
Ay! de mí, los amores que se escapen,
no hay cabida en el sol para unas nuevas explosiones.
Todas las mañanas el resabio de mis bigotes
desaparece en la ducha, en la copa corroída,
en la comida inacabada, en el beso de mi amiga
constipada y dividida, anonadada en mis expiaciones
y no deja ni medio espacio a la eternidad
del momento indefinido por la nada que nos rodea
como trabajos y relaciones embarazosas
en el contexto circundante de los partidos de belleza.
La nobleza es un caso cerrado de ante mano,
lo mundano de las circunvalaciones cerebrales lo decretan,
la soberanía de la realidad se evapora en la portada
de una revista sandunguera, gamberra descolorida
y camino por la vereda de lo que fue mi hogar
imaginando el ayer como un rebosante mendigo.
En aquellas circunstancias Dios es el hielo
del licor cuando es adicto cuando los pies se tornan plomo.
Las gavetas del honor sin familia escapando
como pájaros tirando al Eolo papeluchos
que adquirieron en tribunales chistosos de mala muerte.
Me pregunta cada madre -¿qué prefiere en su linaje?-
Las convulsiones dominicales dicen “quiero una cerveza”.
Yo ni siquiera cito a Sócrates tremebundo y legionario,
pues tengo la respuesta en la cresta sucia de mi lengua
donde no diviso más que un beso que me falta
mi saliva rebullendo cual los deseos de pueblos fantasmas,
las señales que aparecen en pétalos virginales,
las prostitutas azoradas que me abrazan en sus carbones,
bloody Mary, Chivas Regal, Stolischnaya, Fernet,
Martín dry, menta glaciar, sangría española,
Laura, Fernanda, Josefina, Ana, Rosa, Maria, Soledad,
sexo en la playa en la roca de Isla Negra en el verano,
la rubia platino de la esquina de la calle de mi ex novia;
los delincuentes de la Vega que me obsequian relojes
con pulseras de plata que cambio por aviones,
mariscales y sopaipas, habanos Cubanos,
discos de vinilo salpicados con fluidos de naciones oprimidas,
tribulaciones insensatas de homologaciones agarrotadas
con burgueses aletargados que añoran mi presencia,
polvos inmaculados en las chinganas de la corrupción
de la policía que se esconde en los callejones inmunes;
antigüedades preciosas, otro día en las nubes
con mis camaradas eternos: los de oro amarillo,
mis chaquetas y mis abrigos, mis galas refulgentes
que atraen al fénix de la mañana que sigue.
No tengo mentiras en la mirada que despliego,
hay flores de la sonrisa y cariños en las espaldas
hay versos con coronas que son justos y luminosos
yo no temo a la noche constante
pues voy de la mano con la mañana
en la portada de este libro escandalizado y maldito
que nunca jamás se acaba aunque la muerte nos separe.
Amigos (a: Claudio, Rodrigo, Álvaro, Marcelo)

Dice la saliva del diantre
qué la luz del camino espinoso
del paso de los compañeros furiosos
es la remembranza siempre dibujada
en las paredes de la límbica epifanía
de las sensaciones de gloria.
Pero soy rebelde:

no
hay
dios
en
mi
mesa
de la cantina,
sólo ustedes queridas bestias sinceras.
El amor es otra de las vísceras
que eléctricamente confunden
a la eucariota frontera de la mirada del resto.
Ellos están adentro de mí
cual espermatozoides negros
que solamente funcionan por motivos extraordinarios.
Yo los amo, yo sé que son pocos,
yo sé qué se extinguen en este universo ingrato,
nadie separaría la lujuria de lo que experimento
mas por eso los sigo queriendo
en las noches cómplices
cuando matan y mueren por mí
como atañe la reciprocidad madre
de todas las batallas en camas ajenas.
Me preguntas ¿por qué eres la noche,
bestia desagradable?

“Se llamaba Soledad y estaba sola,
como un puerto maltratado por las olas.
Coleccionaba mariposas tristes,
direcciones de calles que no existen,
pero tuvo el antojo de jugar
a hacer conmigo una excepción
y primero nos fuimos a bailar
y en mitad de un “te quiero” me olvido.

(Joaquín Sabina)



Si bien o mal era habitual interrumpir descaradamente el espacio en el tiempo pasado, al verla insurrecta de estructura y palabra, quise celebrar con ella su próximo funeral y saberme entre sus piernas aunque no fuese lo correcto.
Varios días me dediqué a acercarme a su corazón de pirata, mas me topé con una coraza dura parecida a una perra rabiosa que no me dejaba cruzar hacia el jardín de su pecho, salvo le ofreciese carne sincera y cariños lujuriosos embetunados por alcohol y psicotrópicos variados.
Ella siempre gusto de ir un paso adelante de mí, sin embargo, por lejos, aquel hecho jamás me molestó, debido a qué de esa manera podía mirarla por atrás y ver como la cabellera le manchaba la chaqueta con guirnaldas blondas y como el trasero se le marcaba en los ajustados jeans que acostumbraba a usar.
Al cabo del tiempo nos convertimos en la pareja perfecta.
Ella procuraba ser demoníaca y quizá alejarse moralmente de mí con sus historias descabelladas, ya que según puedo entender, a estas alturas en las que ella ya desapareció, qué incluso creía que yo era, también, una especie de diablillo.
A pesar de todo, yo me dediqué a su felicidad, a lo que creía le gustaba del suicidio lento de la bohemia y el despilfarro, a compartir los excesos y las mentiras y vilipendiar al universo y reírnos bajo el influjo dionisiaco de una mágica mata.
Hice un millón de fiestas en su nombre, la presenté en mi mundo como la Reina de otro universo mejor y más honesto. La honestidad había mutado en su paradigma, obviamente, mi amor por ella no podía ser divisado salvo por el prisma sublime de una ética que (aún) no existe. Ella también me amaba, lo sé, pues me cuidaba en el ocaso, me acompañaba al hospital psiquiátrico cuando yo quería descansar del agobio de la realidad y fue la abogada de esta causa perdida llamada Pavlo Zamorano.
Innumerables veces me prestó dinero y nunca me lo cobraba, pues sabía que yo, igualmente, era ella y le daba todo lo que poseía a mi alrededor.
En ocasiones memorables íbamos a restoranes de lujo, a los más elegantes de Santiago y comíamos y bebíamos como los ricos que nos explotan. Nos portábamos mal y éramos tan naturales que asimismo conversábamos con mendigos, travestís y prostitutas infantiles.
Juntos vivimos todas las vidas y lo exquisito de nuestra aventura era que nadie sabia de aquello, de nuestra complicidad absoluta que nos unía cada vez que los demás se descuidaban.
Yo la miraba como todas las mujeres de mi vida. Yo la amaba! Creedme amigos míos! Aunque no soy hombre que desprecie a las mujeres. Ella era mía y de todo el país y sabia secretos que aún desconozco.
Y me pasé gran parte de los días peleando por su respeto y su cariño incondicional. Creo que incluso asesiné a un par de ignorantes cuando se atrevieron a mencionar el nombre de tan gloriosa mujer. Le prometí la eternidad a mi manera, a la manera de los malditos inmortales. Y aunque ella se alejó de mí con trompetas y platillos, por qué pensó que lo mejor para el demonio era la Soledad, y me partió el corazón con su traición y su partida irremediable, yo me di cuenta de qué igualmente debía cumplir la promesa que le hice: “nunca estarás en el olvido” Mi Lobita.

6/16/2010

NADIA


Mi guerrillera, mi viajera, mi pequeña, mi quinceañera, mi científica, mi magnifica, mi caminante, mi peregrina, mi enamorada, mi amiga, mi compañera. Quieres que te saque de aquí? NO! Cuando te conocí el mundo estaba en una cuadra de población, el mundo estaba en tu uniforme escolar, el mundo estaba en la tarde en la plaza de armas, el mundo estaba donde no debería estar. Tú eres hija de la trinchera, tú eres de la batalla, tú no estás, conozco bien tu beso pequeño… hasta siempre, hasta la victoria siempre! Mujer de nadie: Nadia…

6/09/2010

Ahora los saldos menesterosos y amarillos

todos los jirones de aventuras

y funerales exigentes.

Habían madrugadas gélidas

allende sin pelaje explotaban contra charcos

de incidencias los mínimos recursos

de un atado enmarañado del terror cotidiano

y el león en la habitación de cristal apunto

de quebrar la ventana y escapar…

Sabe la sensación de saltar de babel,

este ciclón pretende enmendar fantasmas escurridizos,

pues cuando intentaron comprimirlos, las grageas

tornáronse vinos, las mujeres: respuestas.

Los versos son las garras de el león vivo

que pulula mustiamente observador en el averno.

Los nervios gritones en su ronda final,

se acerca la noche cargando en sus espaldas

una mañana preciosa: la sensación de la torre

en frente de un querubín libertino y tempestuoso,

la sensación de las cartas de amor incoherente

y abrazos que no importaban en el alud de la rotativa.

CONTEXTO


C O N T E X T O

Lo que pasa es qué LAS

perspectivas que determinan los futuros

se alejan como las providencias del último ojazo.

En las noches más centrales, yo, vuelo

en brazos de un incierto devenir de caballos misteriosos

,sin embargo, hacia la casa de Epicuro,

Ron de pirata y tetrahídricas pócimas antiguas,

unos venenos rusos que le dan el rococó

a mi disertación dadaísta en medio de la playa.

La seguridad de una alquimia ajada:

lo que me sostiene en el tambaleo ineludible

del choque impresionante contra el muro diáfano

que separa

la vida

de la vida

en vida.

(Nadie se atreve a refutar la medalla

de la rutilante oscuridad; y viceversa)

Ay! De mí… zorras maduras cayendo

del árbol genealógico de mis amores nonatos;

y cine, cuántas equis se encuentran en el comercio!,

periódicos amarillos de mundos paralelos,

subproductos del destilado del dorado

hijo de la vid nortina agarrado en un bar de Cal y Canto,

cadáveres sabrosos dentro de la cara de Dios

inflándome la pelvis, soplándome en el abdomen

como la casquivana madre de Rolando.

Yo cual la energía

disparo un par de chispas que regresan intactas.

Mi lucidez proporciona unas discusiones de diamantes,

a veces, el mundo pasa por mi dedo absorbiéndolo

como el anillo sagrado de la puerta de la vida

y con él hago la proeza de la justicia en millones de camas…

Mil años a mi corazón requiero,

hijos míos, hermana sisada lejana y seducida!,

amados destruidos con el rabo entre las piernas,

el mundo es tan nuestro, es nuestro

como la parra del botellón amargo que ilumina mi escritorio.

En donde me encuentro hay fetiches,

cosas plásticas, prácticas

absurdas e inusitadas.

No tengo certeza de cómo el lapso es capaz

de dibujar en las paredes del cerebro psicológico

tales cuadros de recuerdos indefinidos

por sus colores fuera de la campana de Gauss

donde me encuentro en las noches

con mis mejores amigos: una sarta de demonios

que muchas veces son leales a la manada.

6/05/2010

Jasmín


Me basta conmemorar un par de fragmentos

el cielo y el alba

de tu lencería felina.

Así me distraigo en un punto exánime

que petulante refleja el rostro carmesí

de tu hálito en mi cerviz.

No hubiese sido mi sangre vertida

y yo caído elucubré en mis apéndices la gloria

nonata del desplome en el muelle limonado

y las membranas de fantasmas

leones de lumbres distantes.

He bebido en tu boca suaves almendras

soberbias despampanantes que me erigieron

en todas las camas. Hay un bálsamo de hiel

en el aroma de mis falanges y cuando huyó

al cementerio mental acorralo de nuevo

la gloria turbia de tu personalidad extraordinaria.

Acostumbro el sonido de las hijas de nadie

mas tu sorpresa es rosada por la parte inferior

del pretérito indeterminado,

todo tiene solución

en la algebraica melancolía

y por eso serás mía nuevamente

y nuevamente.

6/04/2010


Provengo de oscuros vientos

que pintan las historias

de blanco y de negro, sin matiz

como los imperios sangrientos

que muertos atormentan

con sus fantasmas violentos.

Sin embargo la mañana tiene

escamas coloridas

y seré el matiz vago

de la violácea expectativa

en derredor del cuello del lobo

que aullara frente al espejo.

Quisiese también vaciar mis capilares

de patrañas, no tener familiares

antes de yo y ella…

yo nací sin estrellas sobre la pesebrera

del Mapocho.

En los cuentos de mi bruja hay muerte

y desolación,

pero soy una rosa cromática

que regala pétalos rutilantes,

soy amigo y amante

y guerrillero y hermano.

Le haré los gritos tremebundos

a cada uno de los cuadros puros,

a sus puntos enlazados

con el viento del bramido visible,

animales confundidos parecerán estos sonidos

serán la expiación de paranoides marejadas,

para seguir muriendo en la carrera

del oxigeno asesino,

limpiándome las rodillas de sangre y mojoncitos chistosos

con guaipe manufacturado con los vellos lúbricos

de las cortesanas del asfalto.

Seré el malo de la película salvaje

con la sed de la justicia

y ganadores y sumisos mearan las copas

del año nuevo siguiente.

Todo esto tergiversado en la tarima de la mente

patológizada cual un huracán en una botella

esculpida con un grano de arena negra

resistente como guerrilleros de piedras

inmunes al exilio de la historia y su ceguera.

La misión es tan clara como los charcos de petróleo

que emergen detrás de misiles

que silban marchas socioeconómicas.

Hay un mapa perfecto dibujado

en los cachetes de un arcángel,

lo he buscado infructuosamente en los suburbios

de la tierra prometida.

Sé que en los mausoleos se comenta el devenir de Pavlo

mas mi quimera está exhausta

y se llena de parásitos en las escamas.

Navegamos en el mismísimo holismo

configurados con las lagrimas.

No han nacido aquellos niños pero las rondas son infernales.

HISTORIA CORTA (INCOGNITA RUBICUNDA)


Tú me diste tanto, tanta estreches de esa, la que te caracterizaba de nubes en la cabeza, que te agradezco la cena del domingo y las flores del olor de tu madre. Incluso la irónica simpatía idiota de tu padre.

Recuerdo demasiado tu piel blanca, o más bien de un color extraño que, al no conocerlo, solamente me evocaba una gran nada. Grandes también eran tus nalgas, tus tetas altaneras y jóvenes. No así tus pezones delatores de adolescencia incandescente de mis dientes apretándolos mojados.

Y era así una danza nocturna y furtiva en apariencia y ocasión. Subíamos despacio las escaleras de tu castillo mientras el rey y la reina soñaban con tu futuro a mi lado.

Y, por supuesto, nosotros jamás soñamos ya que jamás dormíamos cuando estábamos juntos en esa litera. Por el contrario, aún más despiertos estábamos en espera de nuestra pequeña muerte convulsiva de fuego.

Solía acariciar tu cuerpo pequeño mientras te quitaba la ropa en tu igualmente pequeña habitación desordenada y oscura al igual que tu alma (y la mía). No obstante, siempre me pregunté el por qué de la oscuridad.

Debo reconocer, de qué a pesar, de que la media luz brindada por la luna o un farol de la calle frente a la ventana, le daba un contraste preciso a tus ojos blancos y a tus blancos dientes apretados tras tu orgasmo húmedo y tan chorreado y espeso que casi se confundía con el semen que te expulsaba sobre el vientre satisfecho o la espalda regada por la cascada dorada de tu largo cabello platinado y soberbio, nunca te pude ver, nunca pude saber quien eras.

LÍBIDA


En la amarilla puerta perpetua

de la desconfiguración pasional y loca

dilato las cavernas evocando tu puto nombre

y me imagino una gran morada

donde decorada con vello tenue

la pradera de tu conducto se licua en espera

disipando las reglas que norman tu entrepierna.

El olor es un vaho de una reina precoz y encandilada

que dispuesto ha ser halado vuela por todo el universo

que ahora es tu brasier iluminando la oscuridad

de mi melancolía perenne.

Si el sabor es la sal de las mareas de tu lujuria

que me empapa de deseo amoral y primigenio

haré de la reproducción genealógica el árbol

que la sombra te provoca en este fuego azulado.

Me gusta observar lo que cubre tu alma.

Ese traje albino y aerodinámico que suda

el magma de la orgiástica escena.

Ahora las manos acusan y apuntalan la ansiedad de moldearte,

de hacer sobre la escultura exquisita de tu ser un soberbio paisaje

de caricias y arañazos.

Los dedos pretenden hundirse en tu masa

tocarte el elixir, degustar el latido frenético

de tus flancos trémulos que le causan electricidad

a todo lo que te posee. A mí.

FENIX


De tanto perseguir la cola ardiente

de un pajarraco que no conozco

que según dicen salió del sol

y la luz y todas las risas,

caí en un enorme día

que se vestía de noche.


Las antorchas cannabicas

y el tequila iluminaban

todas las voces

en derredor

las hembras

como siempre

esa gran luna digna

de las adoraciones del sexo.


El contexto por sublime parece

lo perenne de una algarabía mentirosa

más la pena tan nimia

(y descomunal)

en su extensión, que me hizo protagonizar

el papel del malo en la película de malditos,

todo facilitado por qué yo poseía

el derecho al júbilo

entre las lagrimas que llovían

gritando el precio del placer

que está alejado de mis arcas que no existen.


Dado que en ocasiones se caían las bragas

para que yo besase la penumbra

del azabache triangulo de la perniabierta

que después de irse volando y dejarme

en el invierno gorgoteando

mis arquetipos tan dóciles

como un perro muerto siguiendo su cola

ni siquiera dejase una ceniza

en la hoguera que apagó el verdugo precioso

de hacer lo que no se debe,

yo me fui a inmolar al universo paralelo

donde aquel pájaro quema.

6/03/2010


"Yo sigo con la frente en alto/ aparto a los lagartos que sólo andan hablando weas que yo descarto/ en mi cuarto hago temas buenos./ En un sueño que a veces tengo/ estoy caminando por un desierto /imaginando que estoy muerto /pero qué está pasando que estoy soñando /que estoy despierto, /ahora mis viejos me tienen hablando con expertos /unos psicólogos estudian lo que estoy pensando en cada momento, /dicen que soy una amenaza pa´ la raza humana/ mis teorías se basan en dramas internos /estoy más enfermo que los que pasan en cama /esa es mi fama /y vean como aumenta /una explosión nacional Chileno /como los prisioneros en los ochenta /la pulenta, todo aquel que no lo piensen se creen expertos/ pero a las finales ven la mitad del mundo que veo yo /igual que un tuerto." (soldao Sean)


Me he dado cuenta que he pagado

de nuevo con el oro que falta,

otra de mis noches solitarias.

Después de tanto jolgorio mi melena se torna

del color de aquella tenue nevada

e igualmente recito el ensalmo de la soledad

sobre la oscuridad vacía de esta hoja en blanco.

Nadie me mira, no hay palabras

salvo estos lóbregos bosquejos occidentales.

Cual lo muerto, seré mi amigo propio

con el tetrapack chistoso y los volátiles fantasmas

de mi garganta constipada por el frío interior

de mi cuerpo después de la batalla,

pues no necesito de la voz en este momento.

Hemos ensayado con las alas del vuelo

una forma sublime de ser infinitos

y quisiésemos llevar con nosotros a los cuatro mil

contertulios idóneos y a una perra abandonada

y a dignos enemigos para jugar a las dicciones.

Haremos un bar de todos los géneros

con todos los destilados

fermentaciones de la tierra prometida.

Y sin dolor, en este contexto, las estatuas de hielo

danzaran las canciones de vetustos soñadores.

Le he ofrendado a la misión esta psique

y este soma disgregado entre el cielo y el infierno

para ser el factor que le incrementa la plusvalía

o el catalizador bioespiritual que rompe

enzimas sobrenaturales en pos de los cuatro vientos

y las mujeres abiertas.

Todo para mis hermanos que chocan

contra la pared de la realidad marchita

pues a pesar de lo bien que me sientan los cristales

en las mejillas, las lágrimas son para las montañas

que brillan y lloran hermosos riachuelos

donde el agua es pura y la pena se quita.

No seré ni el general ni el soldado de esta trifulca,

con mi caja de sorpresas, mi Zaratustra

y la docena de colores fundamentales

que aseguran la imago difusa.

Haré un lugar templado para habitar con mi hembra

mis cachorros con los tesoros

y todas

y todos

los que quieran escapar de esta feliz miseria.

Para eso me entreno en los sombríos callejones

delincuenciales y turbios, estafas y epifanías

para eso bebo las clases del diablo invalidado,

para eso regreso solo a la cresta

de la tristeza dócil cumbre

y recorro espacios indocumentados

tal cual la punta de mi lápiz se desliza.

Me empeñado en representar la existencia,

en vomitar la lengua estructurada,

en amar las posiciones moriscas

de todas las clases, razas, sociales,

etarias

y

una

que otra

ninfa adoradora

de úteros

generalmente olvidados,

en ser el mejor de los hermanos cómplices,

el mejor de los oídos éticos,

el discípulo y el maestro de ciertos paradigmas etéreos,

en ser todo y nada

alternando las esencias

hasta generar altruismo

: soy asceta!

Sé que la verdad está en el fondo

de alguna botella

y no es vicio el afán del antropólogo,

si pudiese transmitir el ímpetu, dios

también estaría riendo en los círculos concéntricos

del humor negro.

Pero la fe del hombre es la negación de la verdad,

la fe del hombre es la estupidez que alimenta

con libros aburridos

la fe

del hombre

se aleja de la vida

cual si seguro fuese el patio trasero de la parca.

El paraíso es éste,

sólo falta subirle la falda

bajarle el pantalón

hacerse dueño

del devenir sin plásticos ni patronos,

tomar de las manos las propias alas

y volar

por donde el espíritu genere capricho

y reviente la pared transparente

de lo que los demás esperan de nosotros.

Me piden un millón de abejas

y los zánganos vuelan en mi derredor

haciendo el trabajo limpio

de todos los hombres tristes.

Debiese la reina estar en mi cama sonriendo

pero duermo más solo que el sol

de la muralla transversal y lógica

del mar lleno de promesas de mañana.

Ay! de mi corazón: él no conoce

las puertas que llevan al final.

Por qué la pesadez del amanecer siguiente

hace sangrar mis ojos, soy diferente

pero igual a los que hacen la torre

que pretende llegar al cielo.

Veo en mi casco de guerrillero

el blanco del destino en la noche,

se me caen los zapatitos del bolsillo

sigo en la carrera que todos abandonaron

el día de la bestia coronada en la nada

mis calaveras se escondieron

en el cuarto de mis padres y mis madres.

Y qué digo? yo nací el momento del viento

nonato, estepario, huérfano, desamparado

en mis pasos está dibujado el tormentoso vuelo

de un animal extinto los domingos por la tarde

soy una gran bolsa negra de basura reciclable

y voy al cine solo a las vermouth de Magdalena

mirando a las hijas preciosas y rubias

del pretérito imperfecto.

Es mi culpa el último bar abierto

una que otra pelea en los cerros

donde el guinca muerde el polvo del resentimiento.

Los gatos se acercan a este tipo de aparatos

y danzan elásticamente la festividad

de un sol menos amarillo que los ojos del emperador.

Las playas mojan mis herraduras oxidadas.

En el compromiso no considero la mano de obra

como los dedos que apuntan una ramera en la avenida.

Mi vida está perdida? No! Está celebrando

y pocos conocen la dirección de su verbena

al lado de unos libros y una religión muerta

en la esquina de los quánticos deseos

de alquimistas con olor a hoguera.

El hombre es un animal misericordioso,

el hombre adora al hombre y a la natura;

no os confundáis con el negocio

del ciego:

He visto a los protervos que ponen sus garras

por delante de vuestro atisbo

y ellos son los que cenan los domingos

y ellos son las palabras

y se niegan descaradamente

a compartir la carne del cordero que se asa.

Ellos son los viajes por el mundo

y conciben groseros y computadoras

y futbolistas y modelos y periodistas y médicos

y abogados y diplomáticos y alumnos

para alimentar

a su descendencia circularmente lucrativa.

Yo no culpo sus intenciones

mas asesinaré las metodologías que niegan la vida

en pos del veinte por ciento,

que merecen este disparo que hago contra sus sienes.