12/31/2008


Las nubes, argento
en la mañana que no llega.
Deseases la ventana de Mosqueto
y la pipa en mi boca cerrada mil veces,
para reconocer la cantidad de soledad que pululo
en el averno cotidiano de la “mala vida”
viuda ciega araña del tiempo
que asusta a los niños, a los grandes
y tormentosos búfalos de los suelos, a ti, incluso,
también, hermana lobo, que me sabes
cuidar en la madriguera de lo irreal
y lo supraverdadero, el neón y la hierba,
ocasiones fantásticas donde no se saben
besar los amantes y las Julietas en las espaldas,
mentirosos “te amo” se caen de los balcones,
mentirosos “me amo” son el ardiente metal del hielo
del tónico: la noche es mi calavera,
he quedado tan solo en la postrimería de este hotel.

Intente enviarle unas señales de humo
con el hachís
de mi pena,
mas la canalla está ciega, como los topos
de L i r a.

Después quise suicidarme, pero ya estaba tan muerto
que me salió el tiro por la culata y herí al caballero
que vendía las almas
de Ecuatorianas gamberras
aquella madrugada maldita que todavía no acaba.

12/19/2008

CARTA


No me redimo del hierro
y el gélido sonido, de su única carta:
la tercera que me hizo, en la que se despide
de las hojas de los árboles que hacían el libro
sin raíces que era su amor insano
y su cuerpo de mi soberana, amándome
por siempre como los besos de la espuma
a la arena del cuello de la tierra que la necesita
como siempre que desaparece tras el fatuo corpus
de una violenta marejada de ímpetu y corazones.

12/01/2008


Ciertamente huelo al perfume
de la misma fragancia de su endometrio en mis falanges,
colorado, celeste, albino y metafísico,
suspirando recalcitrantemente bajo mis infames bigotes.
Su lengua afilada en la sima de mi cabeza danzando
un blues aborigen con sus facciones felinas.
Me inserto en sus entrañas especulando los orgasmos
deliberadamente sudando la combinación epicúrea
del órgon y el absenta en su delicada cintura.

Cuando se encarama la pena
en las venas de la vida, la muerte
recibe los puñales cristalinos
de las sales, de los azucares
del viento cual una marea
el alma prolifera en una cárcel extraordinaria
y todo se resume en vaho y violencia
en agendas programadas como si el futuro
fuese una piedra resbaladiza, un alfil,
un carcoma, una lata de cerveza rutilante y sudorosa
como la espalda de la cortesana
que alivia ocho segundos mi algarabía.