12/01/2008


Cuando se encarama la pena
en las venas de la vida, la muerte
recibe los puñales cristalinos
de las sales, de los azucares
del viento cual una marea
el alma prolifera en una cárcel extraordinaria
y todo se resume en vaho y violencia
en agendas programadas como si el futuro
fuese una piedra resbaladiza, un alfil,
un carcoma, una lata de cerveza rutilante y sudorosa
como la espalda de la cortesana
que alivia ocho segundos mi algarabía.

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