11/26/2008


Sin darse cuenta

todas las pirañas han mordido mis cadenas.


Y aunque ahora solamente sea un haraposo

cadáver repulsivo a vuestro olfato

y alberdrìo libre,

por fin puedo decir que soy libre,

libre de pan y pedazo.


Sin que ni siquiera

me hayan querido,


yo me embriague de vuestro cariño

y me bañe en viscosos lagos de quejidos

sin ningún heredero de miserias y círculos.


Sin que mis voces

fueran grabadas en vuestros estados de cintas,

puedo asegurar que revoloteo

en mil mariposas, cada vez que me veo

un tanto parecido al que ahora causa problemas,

un poco más sofisticados

de los que en el pasado yo proveía


cuando sólo era un niño

que trataba de llamar la atención

para que le hicieran un poco de cariño.

(...)


Hoy tu nombre el vaho final.
Será.
Transformada su letra
en sensación de saetas
de terso arco
iris abiertos al mar
de la carne que adora
esta hambre de hombre
esta ala de serpiente
que te suele llamar
desde el vergel en los montes
donde se le clavan espinas,
al destello,
los delicados dientes
al jardín de tu cuello
diciéndome el sabor
de tu nombre cuando lo beso.
Estoy haciendo unos poemas
para ti, como diciendo algo
parecido a las hojas que pueblan
el árbol del amor y su árbol;
de los infantes que se besan
en el fondo
de los océanos amables
por los corazones más rotos. Creo
que estas letras se esfuerzan
por tocarte
el alma que llevas en la ropa
que viste a tus entrañas
con ese elegante y fino traje
de mujer medio gata,
medio risa,
me dio locura
tan suave y calido,
como hecho a la medida de un cielo
de naturas
en un mundo falto de las brisas
que decoren con perfume
los espasmos de nacer
donde todo está dicho.
Yo necesito de tu azúcar de beso
para tolerar las lluvias y su fuego
cruzado por barrios de azules
senderos en las costas
que esperan que llegue mañana
cual una oferta de profetas
junto al sol y sus criaturas
rutilantes de la noche de la belleza
entre las que te encuentras tú
para ayudarme a cargar las maletas
del amor
y parecida a esa palabra
que no se dice aún.

“Es evidente que estoy siendo atacado, tanto por la izquierda como por la derecha, por enemigos demasia­do poderosos y no puedo huir ni hacia la derecha ni ha­cia la izquierda.”

Franz Kafka

cosmopolita

Parto. Yo no tengo rancho,
no soy de hierro,
la tierra me besa
cual si amante furtiva engañase al patriota,
a la espalda del lego.

No tengo color y la mezcla: nihilismo.
No celebro victoria:
no gano ni pierdo,
no pierdo ni gano cuando pasa la estación,
una cabeza menos en la cuenta del ganado
piensa en libres holismos
como árboles y ríos.

Muerte. En los trapos hay sangre;
odio por cierto de cualquier animalucho
que brinda espectáculo
orinando unas plantas:

que asegura le pertenecen en privada propiedad.

No le juro a la nada,
no le canto a las paredes,

hoy no estoy de cumpleaños
sólo por que Dios lo mandó.

11/22/2008


LEJANA AMADA MÍA (Dedicado a MARY LUZARDO)

En una tierra, no sé cuál icono plástico
de la belleza que las trovas dotan
en sus frentes de piedra refulgente
cual el labio de su día que me otorgará alguna noche,
en una orilla de esa fina y Láctea vía discípula
del espacio que antepone ante cada penetración
que le ofrendaría en el alma, en el corazón
y sus diademas, mi alma, mi corazón y los futuros
que me evoca: yo la sueño conmigo,
en mi mano sus alas, en sus ojos mis vidas,
cabalgando en las líneas que trazan los mares
y los soles en las playas de una tierra, no sé cuál figura
cosmopolita de su cuerpo que la belleza dota
como una fuente de aves de colores sempiternos
que le aparecen a mi sueño al lado de Ella.

TRABAJO

La invasión, la semana en el pescuezo
del canalla y su lujo y su medicina,
los romanos en el pecho: oro volátil.
Y sus anclas de carbono, nó es vida.
He suplicado: ¡Yo?? El convite
del amanecer, unas Apocalipsis,
unos Sartre en medio del eclipse.
Todos sus ídolos Precolombinos, sujetos
a la puerta enrojecida de mis creaciones
meditabundas, mnémicas, andanzas
taciturnas como requiebros que se castigan
en las comedias divinas alcoholizadas.
El sol a t o r menta
cada mañana en el pecho lejano
de la succión necesaria para la bioquímica del ceño.
Cuantos animales de la pradera mustia, degollados
yacerán por mi lengua teórica.
En el ocaso los señores de los edenes
y las verbenas, elogiando esta víbora de mi boca
cumplirán el siglo. Al tomar las armas del nefrón y su cebada,
cuando nadie que es igual a todos
lo comprendan en sus palcos energéticos y las orgónicas
substancias de la hipocondría de esta vida regurgiten: el amor
estará completo entre tu ser y mi estigma.

11/14/2008

ELEGÍA


I

Cuando te morías por un momento
o amabas
para siempre” como, ahora,
que te suicidaste a mi espalda,
contemplo en la postrimería, de mis delirios
incandescentes, tu amor tan egoísta
que hizo que me domesticará en sólo
tu cuerpo de mi reina. Y me dejó colgando, también,
del dolor inmenso de sentir lo que no puedo percibir
hoy que tus besos humectados de la beldad misma,
tus palabras de nacarón sutil y tu cuerpo,
yacen alejados , para siempre, igual
que como decías amarme…

II

Siempre, totalitariamente: individuo
tácito y refulgente, axón de tu cintura
dibujada con mis dedos trémulos y tuyos,
igualmente creímos en las religiones de los muertos.

Ambos supimos, bien diáfana, la certeza única.

Y constantemente alejados de la gaya ciencia y renunciando
amablemente a la metafísica graciosa, inclusive
logramos inventar el amor y su escalera
gradual de dolores intensos, abstrayéndonos, únicos,
de la sociedad y sus vicios cual el sueño
más hermosos de todo revolucionario.

III

También, siempre, pensé (y las escuadras
sublimables creyeron en la historia)
de Romeo y Julieta, como la reivindicación
del romance incondicional, en los capítulos
de aquella fábula apocalíptica de muerte:

Te juro que te odié y te maltraté
de manera despótica, pues bien sabíamos
que los afectos jamás son puros,
dado que por haber sido engendrados
por la dualidad de “lo humano” siempre
han de manifestarse en antitesis groseramente
disímiles: así era que debíamos evaluar
la profundidad de las palabras, a decir,
su valor y su verdad.

Y entendí al inconsciente, al bruto
campesino celopata que asesinaba a su madre
que era madre de sus hijos, ¿y sabes por qué?
Por eso. Por aquello de que el –real amor-
necesariamente era un odio mortal
en el contexto de los desesperados…

No obstante, igualmente, te expliqué
que en la medida de la racionalización
de los crimines de la humanidad, la humanidad
triunfaría en su máxima
expresión, ya que, si asimilábamos nuestro instinto,
era más fácil sublimarlo y crear
a través de su intelectualización: una ética
perfecta que en rigor era la paz misma.
Por citarte un ejemplo burdo: de todas
la masacres y guerras horribles de animales
disputando territorios, surgió, en algún punto,
la “democracia” (quizá, solamente, como teoría).

Empero, reitero, esta es una larga borrachera
que intenta desenvolver en el lenguaje a la absurda
madeja que tú siempre pensaste que yo era.

Nunca me acomodó el epíteto
de “niño terrible”. Me engrosaba el ego,
es cierto,
pero por mera intención de posicionarme
en un estatus literario que transversalisara mi obra
con la de Poe, Baudelaire, Rimbaud y tantos
otros infelices póstumos.

Sin embargo, sabes bien que padezco
la patología del hombre: creo en la felicidad
como si ésta fuese una suerte de constante,
una “neutralidad” que como anteriormente hago mención,
inconscientemente, NO EXISTE, ya que somos producto
y causa de la infinitud de dualidades
(hombre-mujer;
día-noche,
bien-mal,
amor-odio), que jamás logran síntesis
resultado de que se desconocen sus etiologías.

Puedo decir que te amé con fervor,
con todo aquello que significaba
el mundo en nuestra contra,

con todo lo que era ser el Romeo inmortal
y tú la Julieta preciosa que decidía morir
para el resto por estar conmigo…

Mi magnánima tristeza es fruto
de tu incertidumbre, de tu juicio
arbitrario, de tu pena estereotipada

por saberme guerrillero
en el gobierno de la nada,

un excluido y marginado poeta,

de que hayas decidido irte sin decirme
que me dejabas, que me dejabas
por tu cobardía, por no poseer el valor
de ser nosotros MISMOS
el paradigma del poder
de nuestras propias palabras.

IV

Eras llena de voces
¡Muy cierto!!!!
Nunca entendiste la música qué es distinguir
los instrumentos que la componen.

Qué es descomponer y tener
un instrumento favorito, qué es apreciar
la nada en el todo
y viceversa lo esencial del ritmo
y lo que le hace compañía en una comunión, a veces, sinérgica.

Nunca distinguiste la voz de los otros, de la mía…

V

El dolor más formidable
cala (como la flor
cortada) mi ser nada en tu nada.

Y yo que me pulí en ti, contigo
lóbrega cuchillo
de carne sabrosa y mojada,
que me viste más desnudo que todas
las putas de Santiago, que mis amantes
efímeras a las que embeleso en mis poemas.

El dolor más ciclópeo es que te fueras,
cuando yo era más tuyo que mi ego

cuando yo era tan tuyo como los pedazos de vida
que me diste cuando yo era tan tuyo
que no te dabas cuenta,
como lo soy de mis ideales
de los mares de los parronales de los animales
maravillosos que no están sometidos
a opiniones pútridas de acéfalos y menopausicas.

VI

Yo he amado a todas mis mujeres
a todas y muchas
por no decir todas. He amado
a las razas, a los continentes, a los espasmos
candentes de cada musa foránea.
Yo he amado a Europeas de azul mirada,
a escandinavas formidables, a mulatas de hierro,
a africanas de fuego
a cosmopolitas ligeras y a muchas latinas,
incluso hasta a las madres y las hermanas.
Yo conozco los secretos que no sabes de tus amigas,
me he bebido sus salivas y acicalado sus pubis.
He montado a las ancestrales divas y a las virginales estudiantes,
a las mendigas, a las golfas del lujo mismo.

Pero dijesen lo que dijesen yo siempre
fui tuyo
cual esclavizadamente
soy de cada día muerto en que no estás.

11/11/2008

Y AHORA PREMONICIÓN...

Lo que queda
es este humo que llora en cascada
de pena y un manto bien bruno
bajo el ala

de rosetones rutilantes
que de noche solían tocarte
el alma,

la vida y las piernas
desunidas al placer de sabernos uno:

corazones manufacturados por razones de Midas
(:estáticos y duros).
Como esa imagen capturada
que tu mirada adherida
a la herida de mi mirada

dice nada, todo;
mañana, mañana
(cual una promesa incumplida de futuro y dagas)

sin orbita en el vestido
de princesa que ostentabas
en la copa de plata que alzabas con sangre
de cordero
de menta y tus ojos
de zorra y de gata.
Mi duda tatuada en el acido del sueño
que me derrite el anhelo del heredero del trono
y su castillo de aire en la cima del bloque
de una nube de hielo en la línea del cielo.
Mi boca se engalana de jazmines
que departen su fuego. Todo te debo

(incluso minerales, plantas y un par de rayas
de caramelo).
Unos legítimos nonatos de manos azules
para atar mi conciencia como argollas de perro.
En ocasiones la puerta cerrada de café
y los pies de Colombianas en mis hombros de ego.
Flores, autos, casas, destellos
matronas deformes , las miradas de Febo
en los jardines dorados de mis ciudades del Norte.

Mares y enfermos
para que me soporten la piel
carcomida de besos
que las carroñas comparten

como aquel vodka burbujeante de soledades espesas
inhóspitas cual abanicos del Dios
que te alejan

con la ventolera feroz
de aliento beodo.

Mis ansias digitales, el pedestal de mis codos
sujetándome la muerte en la mesa de los bares,
las chinganas eternas
y el hostal del demonio
que ahora es mi palabra recordando canciones
tus nombres, emociones,
chorros de espasmos de siete
posiciones

macabras en departamentos con balcones
al infierno

que gozamos tantas veces
que ahora
sólo
quedan
sus cenizas

en la alforja
de un viajero que no muere

(y un manso Cerbero
que en el ocaso me estorba)

y en el camino con su revolver amenaza
y me detiene.

VOLVIENDO.

Dilatada la pena fluye
el legítimo jirón
de un suspiro de papel de neón
e n v e n eno los suelos de pasos
sin nimbo: seré todo rumbo con la cara de plata.

Enzima del ocio: filosofía. Imperioso
cosmopolita que brama quimeras
en la serena mar desprovista de vista
haciendo el amor con arena
cual si fuese un palacio el cuerpo de sabia.

Mendrugo es mi letra en el humo intoxicante
no le cantaré más al ángelus
las complacientes romanzas de mi puño
apretado en el aire de nuestro destino.

Sonrío en un bar de Paris junto a Ella.

Que prometa besarme sempiternamente
con sus caminos a seguir.
Supliré la vesania por la herida feliz
olvidando a sus amantes que la amaron para mi
y mis públicos jardines,
púdicos y demases improperios de existir
bajo el brillo refulgente del yugo de bestias
manoseadas del absurdo devenir del cer
do humano que se vanagloria y lisonjea
con el duro trabajo de las sangres obreras
en el lujoso confín de la casa de Dios.

11/10/2008

DELIRANTE MENSAJE EN LA BOTELLA



ALGÚN LUGAR DEL MUNDO DE LOS DEMAS, MES ONCE AÑO OCHO

Siempre me provocó mucha
tristeza pensar, pensar en Kafka,
su bajo perfil para la “interacción social”.
Imaginarlo tartamudeando desesperado por no poder
poner en el espacio y el tiempo físicos
los sonidos de las fluctuaciones de sus sentimientos y sus puntos de vista…
¿Qué puede ser ésta reflexión,
ahora,
en mi?... no sé muy bien en quien
me estoy inspirando para escribir,
a quien podría ir dirigida esta triste y final misiva…
Por décima vez todo se ha destruido en derredor de mí…
El frío es extraordinario en este vacío paisaje
Y justamente, ahora, siento la desesperación tan sublime de la soledad y la traición y el terror y la desconfianza….
Mis ojos. Baldío y desolado,
turbio orfeón de dudas y promesas intangibles son en este instante mis recuerdos…. “Me duele hasta el aliento”, no siento mi vida cuando camino en esta isla seca e infinita… estoy destruido, degollado bajo la luna que no me recuerda, la luna vieja y marga, la luna muda, pálida, insensible frente a mis lagrimas y últimos sollozos… lleno de miedo… solo, solo, SOLO!!. Como el océano reflejándose en las lagrimas de mis mejillas…
Nadie pudo ser más huérfano que yo… el mañana volvió a representarse en la noche misma y aquella…

SALVENME! POR FAVOR! Si en alguna de las orillas de la playa de la felicidad y el amor, alguna mujer leal y cariñosa ENCUENTRA ESTA BOTELLA QUE CONTIENE los últimos jirones de mi esperanza… ya no resistiría habitar más tiempo en esta lóbrega herida…




PAVLO ZAMORANO

11/05/2008


ORGASMO

Mientras viajo, mi amada,
a esos paraísos profilácticos de ocho segundos

desde donde regreso aún incurable,
desheredado y moribundo
a tu cosmos particular

a ese cuerpo galáctico y blanco
que envuelve diez bríos heterogéneos
de amplio atisbo subversivo y tajante

y respiro aún mal
esos balsámicos pétalos de tu flor abierta

y los gemidos siguen escapando
de la patria de putas y santos
con nimbo refulgente,

yo continuo drogado, con los polvos
de tu piel de ninfa
en las fosas
de mi piel

y mis manos abiertas
al torrencial caer de las lluvias de tu belleza
crinada, oscura y fragante,

como esta noche
que nos atrapa sin la luz que comparten los demás…




REFLEXIONES
II




Vagaba y divagaba


con el cerebro en dos


hemisferios


bien definidamente opuestos


cual los matrimonios de demonios


que al hablar de ti se contradicen


en niveles inimaginables.




Ese querube de rojo


con calzones que se desplomaban bruscos


y rompían el piso


del cielo


azul de las paredes


que nos escondían de mi madre


de tu chacal y mi medusa,


esa,esa fuiste tú.




Vagaba y elucubraba


la manera de retenerte en la penitenciaría


perfumada de pinos


de frutas encarnadas y erectas.




Trataba de sentir en la lengua


La sal de la profundidad del vértice


oscuro y lúdico


de entre tus piernas


abiertas


como mis manos esta noche.




Ese pedazo de carne ensangrentada


que se nota que le falta al corazón


de un hombre-cangrejo


frente al espejo


esa esa eres tú.




Vagaba y volaba


en las humaderas del sendero amazónico


de la fuga programada...


De tus flancos que cogí una imagen


cuando te parabas como mi perrita fiel


sobre la cama


y volteabas la mirada hacia atrás


como burlándote


de llevarme un paso más


en esta vidamiserable


como escapándote cuadrúpeda


elevándote como un Pegaso


como un canino Pegaso


que durmió en mi pecho convexo


un montón de noches menos


de las que esperaba el Dios del cielo.

11/02/2008

VIEJOS IDILIOS



2

Respiro como robando,
como gritando que el silencio se rompe
sólo con la imagen
que decora la vida de mis ojos
que serán el destello de tu beso subido
sobre el monte vedado
de mi alma con tu nombre,
con su corazón destruido
en los azares de albas sin Dioses.

Y corro por encima de los profundos callejones
del ayer, quisiera ver en el edén
los velos del humo que brota de tu boca
cual un invierno plateado desde la cama
de mis deseos desordenados.

Y me sumerjo en el recóndito precipicio
de tus piernas que saben abrazarme
como los altísimos soplos de Céfiro
que acarician con su risa
tu cabellera tornasol tan parecida al aire
y al viento nacarado de mi cuerpo regado
por los halitos de tu vientre.
Y me duermo sobre los techos del castillo
de la nube en el bosque mágico

y de todos los Barrios Ingleses,
esperando con la noche azabache
encaramada al final
de mi espalda mojada con vodka,
que aparezcas del brazo con el sol
padre de todas las estrellas.

3


Los pájaros que aúllan
en los espejos

al verte desnuda pero sin reflejo

son las mareas interminables del vítreo
que moja tus pezones de azófar eléctrico
en la punta borracha de mi lengua.

las Minervas que bailan en las fiestas
de tus azulados orgasmos

al escucharte derramar mi nombre en el colchón
son las manos de todos los príncipes
que enamorados cantan en un etéreo orfeón
la balada agitada de mis caricias penetrando tu piel.

Los delfines que brotan del aire
y con suave chillido alimentan tu sueño

al verte cansada de morir en mi cuerpo

son mis brazos abiertos al show sublime
de tus calores indecentes
y las gotas de rocío en tu bandullo,
cuando cierras los ojos y como un ángel mojado
te duermes serena como la playa tras el beso
del invierno.

4

Como la música del drogado
las flores más rutilantes llevan tu nombre, querida,
cual si quisieran imitarte cuando pasas
caminado desnuda por la litera de mi vida,
muerta por ocho segundos,
entre tus piernas de hierro afilado,
blanco como los astros que se maquillan cada noche
de todos los años que tiene la nebulosa
en el mundo
la tierra
el agua
y esa llamarada asfixiantemente ardiente
que es tu madre y tu padre
caprichosos y omnipotentes
que presumen en tu mirada.
Como aquellos cuadros de plástico
que esbozaban el escenario rudo
de nuestras desobedientes obras,
los querubes también se disipan en el soplo verde
de la existencia, cual si todos los seres alados quisiesen respirar
la esencia que exudas por cada poro de tu pecho
decorado por la majestuosidad de los montes más perfectos
que un hombre halla escalado para huir
del hastío de ser una sombra,
solamente un fantasma
en el mundo de los peces que caminan erguidos.

5

ELLA huye de la principal estrella
porqué es pálida y roja
como la sangre cuando se roza con el vértice
profundo de la puerta de la vida.

ELLA desaparece devorada mil veces
por la noche
porqué le teme al reproche
de los soles cercanos
y es mejor flotar de la mano con la luna
que es tranquila y bohemia

como el encaje de sus bragas
cuando vuelan por mi habitación.

ELLA atiborra mis ojos con su beldad
porqué nació sisada de los bolsillos de Dios
y sin un nimbo que perder,

porqué más que un súcubo es una vampiresa
con la boca pintada de diamante y sus ojos melancólicos
convertidos en polvo de ángel.

ELLA se aleja después de cenar
corazones de hombre
porqué no existe quien la soporte
cuando ama de verdad

porqué sabe encarcelar tras los barrotes de su sexo
a los randas más expertos.

A mí, por ejemplo.

6

Amo los quince otoños calurosos
que tiene la vida invertida
en los morenos recovecos
de tu carne de niña.

Amo tu promiscuo ser azucarado
el ojo de pantera incrustado
en el punto elíptico de tu cadera,
mi niña morena.

Amo la frontera que traspaso sobre tu piel
y a ese beso de miel y anís añejo
que la das al erecto desliz perplejo
de mi condición humana de perro.

Amo tu seno precoz y malcriado
tu mano trémula que come pecado
que aprieta deseos y se roba la paz
de los viejos zorros albos del tiempo.

Amo tu deambular insurrecto
profanado como tu minifalda
como la tarima caliente de tu espalda
regada con esos resortes de color azul.

Amo que seas tú,

cuando miras la techumbre
con esa actitud tan desafiante
montándome como a un corcel
que ya no sabe caminar

un corcel volador, como los pegasos
de la sensación

que provoca creerse el dueño
de todo lo bello

que te depara el futuro
mi pequeña morena.

7

Tan pura como la desnudes de los corales
eran las visiones de Oliva en la cima

de mi mente endurecida por el mar
de rojo fuego desesperado por las Vírgenes
de un lugar olvidado por los poetas
de un mundo que nadie conoce
de noche ni de día, una ciudad casi negra
de humo verde, polvo celeste y licores
de frutos silvestres que nacen en las manos
de la mujer cuando sabe gozar
de la baba que genera un manantial
de deseos profanos en el hombre desesperado
de tanta pasión por la heredera
de Maria Magdalena.

Tan hermosa como unos ojos cerrados al lado de un beso
era la figura rubicunda de Oliva en el cielo

de las calles de su barrio que era un reino
de lóbregas violetas que fueron amputadas por aquellos hijos
de la sombra periférica que cubría los angostillos
de delgados corazones que nunca apreciaron la solemne tristeza
de su mirada perdida en la nebulosa espesa
de la melancolía cuando tiene sabor a gin y a cigarro
de pobreza, de ternura vuelta silencio
de rosados vestidos con escotes empapados
de mis ojos desvelados, aturdidos, poseídos
de su magia casi azul
de tanto besarme contra la húmeda muralla
de la férvida cama
de su infanta soledad.

8

Y no importa el papel
ni el metal
ni las garras sulfuradas de parroquianos sin rostro.

No importan los montos
del derecho de amarte
ni que tu cuerpo sea el danzarín deleite
de cada uno de los ojos de las marionetas
que se llaman cliente.

Y no importa que los caminos se vuelvan árboles libres
que mis dedos sean la prolongada rutina
sobre la piel de una antigua mujer,
ni que en tu guarida nunca sea amanecer.

No importa que ahora deba esperar
mi turno
sentado con la pierna cruzada en el mundo
tétrico de las almas traicioneras,

ni que tú seas de todos los fantasmas
la más bella fijación

y la más económica de las mercancías del amor.

nada importa querida, nada.


9

¿Cuántos reyes tostaron a tus pasos por la playa,
si mi corazón estaba en un paraíso de Satanes y Evas?

Te amo como a cada uno de los nombres del espíritu,
no conozco otras praderas
donde sea tu mundo mi aire.

Te amo montado sobre un reptil plateado,
con mis caricias cargadas de espadas de hielo
para cortarte la pena de ser la más bella
para agasajarte con las lenguas de mis quimeras en el aire
en las piernas separadas
de rencores y llantos.

Te amo en esta letra, la primera de tu nombre
cuando respiro en los bordes de la playa de tu carne
desnuda,
morena,
experta,
tan brillante como los espasmos del último momento.

Te amo en los silencios que hacen la armonía de tu vaho
cual si todos los átomos corrieran al mismo tiempo
a un lugar en donde no existe el tiempo, el espacio, ni el sufrimiento.

¿Cuántas raciones de soledad se pueden digerir
sin llorar ni mentir cundo la vida nos mira a los ojos entreabiertos?

Como un viejo muerto de Grecia,
yo sólo sé que no lo sé.

Pero te amo
aunque toda esa tierra que ahora usas de vestido
nos separe.

10

Cierto sábado de la historia del hombre
las ninfas que se vestían de novia
cada domingo,

me mandaron demasiado desnudo
a la orilla de un universo amarillo
en el norte de este melancólico suspiro,
a un pueblo llamado Ovalle.

Ahí la conocí
mientras besaba a sus obligaciones
y planeaba la fuga
a la capital en carnaval
de mi amor para ella.

A veces la piel de mis deseos
se crispaba frente a la fogata
de las blancas palomas perfumadas
con pisco sour
que le explotaban como galaxias en el pecho
tierno de tanto aire parecido a ella.

A veces mis dedos se chocaban contra algún arroyo
de esos de azúcar
de flores del interior del cuerpo de la gloria,
y juro que lo apresaban
dentro de su útero suave
con una voz de diva que cantaba te amo.

A veces la saliva de la esperanza
formaba un lecho donde Dios
jamás nos encontró.

Y otras veces, ella, desaparecía
para siempre.

Hoy, debo reconocer frente al espejo negro
de este mar vestido de ocaso,

que me fui directo a un zaguán del infierno
cuando sus negras y enormes pupilas desaparecieron

y dejaron de decirme te quiero
bajo el tejado de sus eminentes trenzas azules
de campesina.

10

Yo no tengo madre, querida Electra
y lloro en abdómenes sensatos
mi mala cepa infectada de sueños
parecidos a moscas de colores escasos
mientras deseo el palpitar de tus vellos
cuando abren paso a una idea de libertad.
Yo no existo, querida Electra
si no apareces, por lo menos, en forma de elegante sonido
con esa cara de pena tatuada a fuego limpio,
escondida tras esos dientes asomados
a los mejores vinos de la vida,
a los pulcros umbrales de una salida
preparada para que nos saque cuando queramos de aquí.
Yo no soy de metal, querida Electra
soy de agua,
vapores y hielos me hacen la comida.
Te deseo cuando te apareces sin tus cedas de encanto
cuando nadie te ve,
y te toco las manos de todo tu cuerpo
con el alma encaramada sobre un dilatado silencio
de esa boca pequeña que acicala el rostro
de tu vientre cada día.
Yo no sé estar despierto, querida Electra,
amada madre e hija de mi pasión sin remedio.

(Con amor de tu padre,
tu hijo Edipo)


11

Yo sabía que en la selva de tu atisbo
pequeño como los lejanos bombazos
de anaranjados atardeceres en otros sistemas de sol,
la noche tenia sabor a sempiterno,
a tus labios entreabiertos, entredormidos
y entre mis dedos recalcitrantes de placeres mundanos
soberanos y siempre prohibidos,
siempre sumergidos en cielos de calmas
perturbadas como las caricias bajo la mesa de la ley.
Yo sabía que te asimilabas a todas las luces
a todo lo que habla de su propia belleza
con sólo ocupar un rincón del corazón de la vida.
Sabía que ese aroma de curva perfecta
que le sentenciaba a mi cuerpo
el castigo de no tenerla,
desaparecería bajo mi recta
angustia de recorrerla, admirando sus paisajes
de rutilantes peces dormidos.
Yo sabía que ella no me amaba,
sin embargo, los eclipses de nuestras miradas abrazadas fuertemente como el cristal,
me decían que no estaría mal
embarazarme de deseos que no tienen a su Ada.
Yo sabía que la amaba, que la besaba, que la tocaba
cual si las constelaciones de cupidos
acribillaran mi lomo de dócil bestia,
cuando estaba dormido
como si la vida fuera eterna
y ella correspondiera con su magia de vidrio verde
al orgasmo que flotaba por encima de su interior.
Yo sabía todo, menos que me dejo
sin ni siquiera llegar a tenerme.

12

Eres tú la más pulcra
esencia
de calma
blanca de todo ser
en el bruno ángelus Sureño
que contrastas con tu olor a naturaleza
perfumada con los mejores movimientos
de sensualidad casi infantil.

Cuando en el pasado se divisan regocijos
color de sombra tierna
pienso en todo lo que no se toca
en nubes sobre la niña
en claros del rayo de su cara de luna
en aires alimenticios de su seguir caminando
de su palpitar jugando, de su sonreír coqueto.

Por qué está en la embelesada frontera
de la carne de hembra preciosa
como las riveras
que le cantan serenata
tierna
como los pétalos líquidos que le agasajan
el cabello,
el rostro
la aureola,
la virginidad
de su primavera rojo vivo
intenso, inocente castaño pseudodios.

Eres tú la más pulcra
ambición de este adicto.

13

Miro a tu melena que caerse evita
y la carcajada del orgasmo
se siente en tus finos hombros dorados
que se encabritan
cuando las melodías del vaho se agitan y son tango amargo
y pellizcan a los fantasmas sabios
cual la soledad a tus recuerdos de santa
pequeña disipada en mundos sin sol.
miro el vítreo solemne de tu andurrial felino…………..