4/16/2008


Figura o sombra, tal silueta
arquetípica en la noche más asurada,
sobre las tejas
haciéndole suturas a la luna con las garras de plata,
cantando una elegía de paganas melodías desconocidas,
sin significado como tu alma bestial y sublime.

Mientras descansan las palmas en el traje de rey,
su elástica posición de marfil azabache
le da la sensación
al espíritu menos prisionero
de su camino mudo, de su pisada suave
acariciando la enorme nube, la nube infinita
donde siempre se cae de pie firme.
Y cual si los ojos dictaran la ignota dirección
de la oscuridad más bella, el brillo se torna
de tal refulgencia que es el misterio mismo
el símbolo de su mirada indeterminada, en la que suelo perderme
en tanto le acaricio y ronronea
como un violín de oro que calma mi percepción.

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