10/16/2007

TE VEO




Que subes las escaleras,
dejas mi rostro en el horizonte
oblicuo de tu flanco izquierdo
que amo igual que al otro
simétrico magnífico, que son unas alas
y un viaje largo y corto
en donde yo te escolto con mis lisonjas
guardianas de tu cintura mía.

Que sudes por la hoguera
que se antepone en imagen
al principio de los actos y su sublime trofeo,
tomo nuevamente un astro
entre los dedos nerviosos, la cremallera
de tu vestido se decae
sabiendo que ya no te seguirá rozando,
y que ahora es mi turno, el turno
de mis tesoros dispuestos a ser enterrados
y de mis bestias de ansias mojadas y endurecidas
preparadas cual un depredador inquieto
a disfrutar del manjar único.
Que no hables, y mires todo
con los ojos como una boca roja,
con el cuerpo completo como una boca
humectada de un perfume infinito para la ocasión.
Todo lo puesto ha quedado
desparramado
por el suelo del cielo de este momento:
olvidado como si no existiese
nada más que nosotros
empecinados en ser
una unidad psíquica y somática.

Te recuestas sobre esa litera resistente
al viento de las transpiraciones
y su movimiento fulminante y potente
que hace temblar a mis tierras.
Yo te sigo nuevamente
igual de íntegro que el día del nacimiento,
respirando más rápido y más contento
como sabiendo que voy a morir
con una sonrisa tallada
en la piedra sutil de mi mirada.
Poso mi aliento precisamente
sobre el pilar delgado de tu melena negra,
beso cada una de las pecas de oro
que te cubren los pómulos de mis besos y mi saliva.
Te muerdo, sin salida quedas
en la prisión abierta y firme
de mis brazos y mis piernas:

todos mis apéndices son parte de ti ahora,

cobijada bajo el manto de fuego
donde te devoro el alma
mientras cantamos y me dibujas
con tus pezones carmín furia
corazones en el pecho.

Que vuelves a subir
por nuevas escaleras furtivas,
ahora soy tu Pegaso,
cabalgas con fineza de reina sobre mi y te miro
y te empalmo las montañas gemelas del cuerpo
rechinando tu nombre con placer invaluable.

Que Sigues danzando,
combinando ese paso bonito
con otros para mi deleite,
y puedo ver tu espalda blanca perpendicular
formando un ángulo, bajo la destreza mojada
de mi tórax que vertical te acaricia por dentro el misterio.
Y te veo de nuevo, todo es nuevo y todo es mío.
Y quiero que te recorran esas mariposas
de imperceptible aleteo
que provocan una vibración eléctrica
que te elimina la sincronía exacta de los sentidos
y dejan con la mirada alba
y todas las fibras encabritadas en dulce tensión
y te detienen levemente el jadeo
haciéndolo ínfimo silencio, para volverlo aún más intenso
hasta que todo

acaba

en un destello púrpura
que nos reconcilia con la vida
y ata nuestros espíritus diciéndonos:

"estamos juntos de nuevo
........................................y ésta vez para siempre."
*(imagen de Luis Royo)

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