10/20/2008


Autorretrato

Los ojos: como besos
tan azabaches y de madera,
en el mar
Jugosos y lluviosos,
al borde de un pozo
aparentemente infinito.

Canas. Muchas. Precoces.
El peinado y el bigote como un
famoso pintor germano,

Albas pelusas
que exponen el realismo
del suprarrealismo.

La nariz: del indio herrado,
con una atrayente sutura.

las cejas: líneas lúcidas
de polvo de ángel

Las orejas: musicales de acero
inolvidable,
selladas con joyas de inca.

La boca: de una señora vetusta
gruesa y carmesí
cargada con bombas de racimo
y con flores de un país escondido tras el sol.

La lengua: afilada, punta roma,
licor acido impregnado con espumas
soberanas y doncellas del burdel.

El cuello: de un perro azul
teñido con labios ajenos
de mujer ajena
y siempre engalanado con una soga,
estilo François Villon.

Los brazos de escritor, la clavícula no muy ancha.

Las manos: afables y exquisitas como
el príncipe de las tinieblas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como no sentir que puedo amarte... que te estoy amando

Karol_a dijo...

Genial¡¡¡
Un poema definiendo a alguien, que se asemeja algo a la foto que lo acompaña.
poema muy original, como original es la persona que sea así. tal para cual...
Un saludo. me gustó descubrir tu blog.