10/13/2008

SEVEN


Sin llevarme un trofeo,
sin plata
comienzo a curiosear la fuente
en busca de metales de carne
y pelo largo de mujeres.

Más solo que los taxistas errabundos del centro.
Mi voz es un rectángulo necio
reflectante a la vez
que dicotómico y complejo. Sigo
escudriñando tesoros haciendo socavones con el falo.

Y no quisiese la transacción de la suave miel
que deviene de esta letanía graciosa.

Estoy varado en el bar
consumiendo la mirra de la mezcla
de etanol y alquitrán: homogénea y precisa
alquimia dura y desesperada.

Y espero un abrazo y un beso puro.
Y mi vientre se hincha tras meses de comedias trágicas,
un embarazo siniestro y loco, prematuro
sin estro ni brisa

cual los pavimentos hostiles que fermentan
mi ansiedad

y pueden darme muerte a la vuelta de la esquina.
Así como se reconcilia la patología
con quien asume los hundimientos infantos

como cuando los alfiles cromados acechan
los básicos movimientos de la reina caliente
anhelante de besuqueos brutos y fanfarrones,

espeso y torcido, tenue parecido
a una mariposa que brilla en la postrimería

desconocida y lóbrega, su perfil
iconoclasta y póstumo

lejos

de todo aquello que pulula

y considero lo ridículo de la competencia
la vulgaridad de la bohemia miope

y me voy a correr

una paja manufacturada con rosas

reflexionando lo pobre que me veo
en sus ojos ignorantes y beodos.

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