10/20/2008


Teniendo en consideración

El brío y su sombra
fuera de mí impactan un pedrusco,
algo de pena perfecta
sigue engalanando la mirada orate de un ángel.
No está aquí ni ella ni el amor,
El amor parece tan dormido,
un difunto lo entendería sin mirar en derredor.
No está la sombra sedando con sus deidades liquidas
mi piel arrugada, una hoja mal escrita.
yo ansío ese día de noche, las estrellas comentarán
el error de la humanidad.
No está la brisa en mi boca,
no está moderada la negatividad de mi quimera
y la confusión enredada en delirio.
No está la familia olvidando a su hijo prodigo,
unas tumbas siempre son para dormir.
El amor parece desmallado,
no es por sólo las convulsiones que lo hacen volar,
también los espejos dicen mentiras piadosas.
No está ella, escribiendo poemas a través de mi pluma,
su rostro desnudo es lo único real de mi mundo.
Si se pregunta por la existencia,
en los lugares del oro estará la respuesta,
yo hablo por bocas etéreas y con corazón en rojo,
por razón y su fuerza,
la brutalidad chorrea de las narices ignaras,
la venganza ya está vestida de gloria.
Mañana es la sorpresa,
la esperanza cuelga de los muros de mi palacio,
mi palacio es el cielo, señoras y señores:
mi palacio es el cielo.
El amor parece distraído,
una enfermedad lo rodeó desde que apareció,
“los hombres no lloran”
-dijo un porcino muy rosado-
y yo no estoy cerca, en lo más mínimo, de la pedantería global,
ahora, con todo, ella no está aquí.

No hay comentarios.: