
Aquella noctívaga sesión
de desafuero todos los dioses
le reclamaban su presencia.
La primera campaña de una visión
nublada lo sedujo en la mesa.
Fría, dorada y destapada,
mojando sus pantalones
hasta exagerarle la vejiga
con las mentiras del cerebro verdadero.
El veneno mojaba su garguero
para deshacerle la pesada armadura
de errante caballero
sin asquerosas manchas
de vino en la conciencia de su ropa.
No obstante casi moribundo
se dedicó a recorrer el mundo
en menos de ochenta días de invierno,
y llegó al punto de partida
derribando cuanto amenazante molino
se le atravesara en el destino.
Ahí buscó a su amada doncella,
una desvirgada pordiosera
que él evocaba en cada puñeta,
pero no la encontró,
nunca la encontró...
Elucubró enseguida el plan que lo liberara
de una mazmorra en la que ahora era torturado
con los extrañados atisbos
de todos los normales
autómatas.
Y sin quererlo
........................................(nadie)
lo logro.
de desafuero todos los dioses
le reclamaban su presencia.
La primera campaña de una visión
nublada lo sedujo en la mesa.
Fría, dorada y destapada,
mojando sus pantalones
hasta exagerarle la vejiga
con las mentiras del cerebro verdadero.
El veneno mojaba su garguero
para deshacerle la pesada armadura
de errante caballero
sin asquerosas manchas
de vino en la conciencia de su ropa.
No obstante casi moribundo
se dedicó a recorrer el mundo
en menos de ochenta días de invierno,
y llegó al punto de partida
derribando cuanto amenazante molino
se le atravesara en el destino.
Ahí buscó a su amada doncella,
una desvirgada pordiosera
que él evocaba en cada puñeta,
pero no la encontró,
nunca la encontró...
Elucubró enseguida el plan que lo liberara
de una mazmorra en la que ahora era torturado
con los extrañados atisbos
de todos los normales
autómatas.
Y sin quererlo
........................................(nadie)
lo logro.