11/29/2006

PRINCESAS (Dedicado a AMPARO)

¡¡Oh, tú compañera!!!,
afirmo en la vena del genital el sentimiento
del vaho etílico de tu inferior labio
maldiciendo el escenario bello
de la imagen placentera del cristiano
donde enanos patean balones de Edipo
y las flores agonizan tras las pisadas de un gigante.

Eras tú amante del espectáculo ínfimo
de la noche
en el montículo que besa lunas ya brunas.

Eres tú, compañera,
ese fiero motor de un tractor de fidelidades esperadas,
de micros y metros que deambulan por avernos,
de idiotas indumentarias de negro
como yo,
de agujeros en el muro que antecede al otro muro,
de lo duro y lo blando de un marciano
en la población.

Si, eres tú compañera,
la que mea en la plazoleta un elixir dorado
similar a la cerveza
que fluye del cristal ámbar
de mis frustraciones,
son ustedes en los rincones muchachas calipso,
pimpollos verdeagua.

Eres tú
¡oh, compañera¡
la que me facilita la fortuna terminal,
la que me despide con el lascivo beso final
que se olvida a diario,

somos nosotros los que robamos
el titulo
al perro,
al mendigo,
al olvidado.

Eres tú
¡oh compañera¡
la que sigue entre dormida
gritándole improperios al cementerio
de madres suicidadas de antemano,

eres tú la incestuosa
bellaca que me apresa el mañana
entre manos circularmente aprensivas.

Eres tú la que se mezcla
homogéneamente con desesperadas espumas
que bien no emergen.

Eres tú
¡oh compañera¡,

la que espera el final de la novela,
aquel final feliz de un vetusto relato de princesas…

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