12/29/2012


Cuando vuelve a la cuna moisés antisemita
agarra un pez y chupa un escupo salado
desde su mezquita imaginaria. Intenta llorar
pero nadie jamás escuchará una queja en el río negro
de la soledad del pasado aturdido,
mas es imposible que una simple guagua
sepa el contexto de la entelequia existida,
y todo culmina en un mero abrazo,
cual la luna veía las manos acariciando una sucia
marcha por la vía  incorrecta de la convencionalidad adquirida.
Cuando vuelve el salmón al río en el que nació moribundo,
 miles de osos negros intentan contratarlo en sus empresas mustias,
privadas y pervertidas, sus leyes laborales y sus platos
quebrados por la mitad injusta, ingrata, cochina;
pero el sabor de la corriente hacia el infinito suele salvarlo
                                                                      y lo lleva hasta la orilla
que solamente le ofrecía un sol de verano.
Cuando vuelve  a ser de día la noche ha acabado
con la cordura de la vigilia anterior y es mejor
la norma del crepúsculo que el meridional en la fábrica,
el sol por la ventana…
Cuando regresa la luz a la casa abandonada,
 la fiesta es inevitable de sol a sol…

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