5/27/2010

BESO


Cuando me encuentro conmigo

sé que me falta un beso

y me llevo a algún puerto ámbar.

Sé volar por las luces, mas no alcanza la fuerza

de las mandíbulas cortesanas

a llenar

el estanque de las avionetas muertas de mi destino.

No me interesa nada con alma,

quizá las piernas de Johanna,

sus hijos incorpóreos y mi mañana inexistente.

Mientras tanto mis dientes se caen en las auroras

de oro

de plata

de metales ansiosos

de tenues golpecitos que generan electricidad

de leche desconocida salvo el final del profiláctico.

¿Qué hace esa lengua extraña en el músculo de mi boca?

No la veo, mis ojos conjeturan

cual si no fuesen mis propios esclavos,

toda la insurrección de mi piel me recuerda la soledad.

¿Y qué hago con estos insurgentes apéndices dolorosos

que se cuelan en las váginas menos sospechadas?

No hay en mis labios separaciones bonitas,

no hay en mis brazos mañanas tormentosos

al lado de la hoguera celestial del abrazo

no hay calefacción en este dantesco departamento,

lo que no está es lo que tengo

y eso es el beso que le falta a mi boca.

No hay comentarios.: