5/13/2010

LA PUNKY


Marx mira desde la foto de la pared del cielo

qué más rebeldía que los espasmos de mi soledad gamberra?

He oído los temblores de una estancia paralela

la sensación de que todo termina hizo que olvidase

la calle que pise cuatro mil horas.

Podría cantar con certeza desde lo más filoso de este cuchillo,

que todas las tormentas mojan al sol cuando despierto solitario.

Sin embargo, me gustan todos los días,

sus reversos altruistas que me generan nombres de mujeres en el recuerdo,

letras en la imagen, sal y comida, todas esas hembras

que bailan mi letanía embarazadas de los versos que elucubro en sus calzones.

Estoy afuera de la realidad experimentando las lenguas de vocaciones inconclusas

que no exista final es la angustia de estas latas amigas.

En este enorme día quiero recordar que fui un niño:

así qué llora, zorrita! quiero ver mi rostro reflejado en los cristales de tus mejillas

y solamente dormir mientras el mundo se acaba y me deja tranquilo.

Salto en mi propia aura demacrada, mi saliva no flota

en el mar se homogeniza mi imaginación hundida.

Todas mis muñecas son guerras contra la pared

cuando mi cabeza se azota en las crestas de algún pecho fraterno.

Me he drogado con tu nombre Pamela,

quedan hilos de oro en la almohada destruida

cuando acaba la botella y me deja enredado en la última letra de tu apodo, zorrita.

Quedan metales rubicundos en mi barba

no sé en qué momento te apreté con desesperación las piernas,

estás llena de mi veneno: tu boca bien conoció los recovecos de las ilusiones nonatas

muerde nuevamente mi alma en tu susurro

que quiero escucharla delicada y furibunda para saber de donde he venido.

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