9/16/2008


CARTA DE RENUNCIA

Ya no tengo la espada: qué naufragio
derritió tales escalpelos de sociedad.
Y me consterna la trinchera que abrí
la mañana de mi bandera; ustedes innobles,
ingratas ovejas de panza rellena
por las cuales mis lagrimas curaron la sed
de vuestras crías informes, enfermas de pánico;
¿me pagan así? ¡aquello no es
el dinero que me deben!,
la tierra que me prometieron los viejos
dioses embalsamados; tristes ovinos cruzados
por la saeta, homogénea mezcla de nada con pasado,
viles esperpentos de la soberbia ciega y prepotente:

¡Yo ya no lucho más por vuestras bocas!

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