11/17/2007

PEDAZO DE LA CARTA

Si los vieras…
¡porqué yo veo la imagen!.
Iconoclasta.
Donde lo forjas y yo celebro,
son pequeñas b o c a n a d a s de chispas
que le sirven al fuego de la mitad exacta,
a esa llama misteriosa para nosotros.

Hablaré y cantaré de nosotros,
pues somos nosotros

los que somos
de metal níquel emergente ulterior. Una clase.
Somos nosotros
los que ya palpitamos sin miedo,
somos nosotros los tartamudeos del ánimo corrupto
(que será exiliado. Y vitoreado por ser la enzima de la lucha),
somos los que se quedaron a ser la muralla
que ahora se escribe en la piel:
TÚ Y YO y “HASTA LA VICTORIA SIEMPRE”.

¡Tenemos fuerza,
no nos hemos suicidado por la orden!

Yo sé que poseemos una llave de un color utopía,
yo sé que nacimos por nada, ¡esa nada tan soñada!.

A veces revoloteo como la nave
de tus entrañas del cerebro:
y te salvo, querida,
te presento a tu propio espíritu
en una conversa de meneo informal.

Me clavo a ser una sensación homogénea y feliz,
a descifrar la música de lo que no puede decirse,
a ser, tu propio corazón.

Yo soy un motor de peluche liso fiel,
tú eres una maquina de célula libre y neurona fiera
haremos la fusión de la certeza venidera,
engalanando de ganas las habitaciones de la vida.

Y seremos nosotros los del nirvana de crear,
los del café de conversa, los del gris suave del amanecer,
los del amor.

Seremos nosotros los dueños de todo,
nosotros mandaremos que todo sea justo
para nuestros hermanos tristes
que tan heridos pululan por la ciudad de los obreros

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