8/30/2009



Disímil espectáculo que despedaza el espíritu
es la sucia sociedad escenario de la miseria.
El metal se acopia en el bolsillo protervo
en tanto lágrima gigante de la abuela expectante,
que añora la muerte cual salida de esto,
ve desfilar palomillas tras los barrotes de su ventana,
en romería delictual aspirando el sucedáneo.
Lloviendo en la ribera bajo el puente del río
en donde convive la rata y la bosta de la industria
yacen los ojos de la niña y su bolsa de bencina
reparando malparidos jirones de quimeras.
Y el peripatético mueve imágenes catódicas,
erigiendo sus alimañas ignotas de tal injusticia,
sonriendo y modulando alegorías inexistentes,
contagiando con cerumen los hocicos de la chusma.

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