5/26/2008


Estuve, aves extrañas colgaban del ocaso, sentado ahí, viendo lo que no se veía, y de pronto, flora y fauna mineral lloraba de emoción contenida, herméticamente disuelta en aparatos singulares que sorben belleza de bataclanas adolescentes. Tantas veces recorrí el mundo en ese animal escamoso. Y gritaba!!. Eclécticas fauces del destino mío negaron todo, todo lo que dije despacio y sin mirar a los ojos de marfil. Y apareció ella, nu eva m ente en mi jardín metálico, y la besé y la besé: la llamé por su nombre, otra vez más: Karen, Karen!. Ella regresó a acostarse en mis manos: y la tapé y la besé con mi pecho, preparamos los pasteles y el manjar lo arranqué de su boca y sus sueños abiertos ante mí. La volví a besar con la expansión del mudo sentimiento, bajo las mantas de los fantasmas que ya no vivían en la casa, en un cementerio de ayeres, homogenizado de onyx, caramelo, escarlata que de las montañas emerge ante los dientes más suaves de la bestia. No ha soltado mis alas, nuevamente. La cargo en mi lomo y galopo fuerte hacia las estrellas del mar, en dirección al norte de la vida misma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pabloooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

oooooooooo....sdsj