1/20/2008

A TROIS


Frena un tiempo detenido
materializado en el muslo frente al arroyo de fuego
que lo refleja cual una antitesis espiritual y colorida.

El paisaje de cuellos entre falanges atiborra
sangre dura en el centro de metal de mis piernas.

Sólo los ojitos parcialmente eyaculan
el vítreo anhelante frente a las musas.

Se avientan sobre el aire grave las detenciones,
¡es eso! lo que puedo morir
por simple atisbo concentrado con libido.

La lengua pareciese algo como la gracia de la castración original.

Yo soy causa y efecto
sobre dos de mis hermanas.
Esas hermanas llenas de lenguas.

Humectadas Marías contradicen la tierra
con pezones de hierro en los dientes pequeños y gloriosos:
carmesíes digitales del deleite de mi leche.

¡Y que no se hable de manos!, otrora el alma
emergió de sus savias receptivas… ellas cantan solas
el ritmo clitoridiano; una música salada de sabroso semblante.
Manos y dedos vestidos de falos integrales:
multifuncionales destinos que suplen y otorgan.
Manos indómitas como leonas jóvenes en el pubis
platinado y felposo de Ivonne.

Me encargo de ser cuatro
para la pareja de gemelas,
introducir algunos centímetros tales
en las vísceras de Marlene,
mientras la comisura de su boca penetra
el charco de oro
que Ivonne ostenta bajo el vientre de nácar escandinavo.

Un orfeón de maullidos se cortan en la atmósfera;
¡tal melodía de vahos evoca los regresos de la misma verdad!

Los seis los nueves.

Sodomitas transgresiones a la naturaleza de la ciencia.

Una y otra:
una y otra y otra,
me cambio de morada en sus pieles de querube,

Hasta cuando la adoración seminal
sobre los besos de mis hermanas,
decora de placer las ventanas de mi mundo.

Tantas bocas unidas.
Unos líquidos multiformes sobre los recovecos de mi existencia.
Me gratifican estas hermanas.

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