12/11/2007

HISTORIA DE LA CUCHARA, EL TUNEL Y LA FUGA (parte primera)



Después de tantos funerales de afectos,
en varios años de rondas menos amorosas,
tras idear en la cavilación incesante de mi locura triste de los desengaños,
la mágica realidad de la felicidad más extensa,
mi cuchara, intrascendente forma en el ojo mundano
a edificado la pared de mi libertad, configurando este túnel bien decorado
que hoy por fin se ilumina de esperanza.

Y pronto nos iremos,
a encontrar en la calle torrentosa de mi corazón:
mi alma malherida y mi razón distorsionada.

En ese momento volveremos a ser todo
(ya que este país subjetivo y darviniano así lo exige),
caminaremos con la frente en alto y ya no nos diferenciaremos:
un homogéneo canto de triunfo bramaran los jirones de mi mirada
enganchándose seductora a los atisbos claro-oscuros de las que nada esperan.

No olvidare jamás a esta cuchara sabia, por cierto que sus formas permitían el esbozo clásico de una ilusión de amor constante.
Agradezco a ella hacer las voces de cuchillo, de espada,
y espero siempre me vuelva a defender de las traiciones contemporáneas que millones de veces han sido los barrotes duros de la vida que he llevado.

Todo había sido una espectacular mentira,
las lluvias,
20 y 4 añadas de soles sinsentido,
los cubos de hielo de fruta y las bocas,
los iconos maleables del futuro y sus espasmos;
todo a-parecía real. Mas no son las piedras que pavimentan hoy el túnel.

Unos detalles neuronales
que contaminados por bríos de culturas caducas, habían determinado este espectáculo malsano de las palabras vacías,
que cual nonatos espectros emergían de ciertos fantasmas que brotaron en medio de la construcción, ya no logran su cometido de suicidarse a mi lado.

Sé que tú, cuchara mía,
que también muchas veces me alimentantes de rebeldía y poder,
conoces el principio, los principios y el final de los finales.
Debo confesarte que tras recibir tu valiosa ayuda paciente y tolerante, no dudaría en iniciar junto a tus metales latidos una proyección infinita hacia cada rincón del universo…
que pena que yo no sea un cucharo o algo así…

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