12/05/2006

RECUA

Misantropía de los hombres
que reptan por montañas y valles,
líbrame del amanecer que me envejece,
de esta piel que puta envenenada
se volvió tras el fracaso
que le pisaba los talones al desengaño.

Súbeme por las áureas escalinatas del día
que sueña el guerrillero,
muéstrame la herencia de Zoroastros
de la cantina, que parece un mausoleo.

Llena mi vaso grande de reflejos y centellas
que me limpien el alma
de el amor
caduco
de la virgen
nefasta,

sácame de esta hoja seca
de verde encanto,
de este mundo
en donde los alfiles apuñalan a la reina,

dilata las ondas de argento de mis cuerdas criminales
que hoy dicen viento,
mar, herradura
en forma de playa de dócil arena,
para dormir
sin aparentar la eyaculación,

muéstrame la serena
paz de su albo seno roído
ofreciéndome un descanso
de vida eterna,

un masaje,
un champañazo,

límpiame las manos de esta raza sometida,
estos poemas mar muerto
de las sangrantes encías,

de los salientes cantos somnolientos
de los amores de una Valentina
que apuntaba mal la sagita roja
al corazón del herido.

Miéntele a mi cama bien deshecha,
a mi vacío intestino fino,
al sudor de azúcar pulcra de los dedos sabor a océano.

Pero como sea,
prémiame con el beso de la última duda.

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