8/05/2012

Estoy emocionado, viejo y amarillo, solo en la casa tan grande y pequeña; mi esposa está algo molesta conmigo, a veces olvida que estoy loco de remate. Se ha ido de viaje este fin de semana, es comprensible que necesite extrañarme para recordar que me ama. Hay lágrimas a punto de salir de la cárcel de la mirada perdida en la línea difusa que separa la realidad del recuerdo, el paisaje del cielo, la felicidad del deseo de llorar sin motivos concretos, sin perdidas objetivas ni subjetivas ni nada por el estilo. Suspirar en un acto simbólico que de vez en cuando marca algunas diferencias, las gotitas pequeñas se alegran de ver la luz de mi tristeza por primera y única vez, de la melancolía que las generó tan perfectas, de la angustia que les enseñó a ser indiferentes y rodar por mis pómulos como quien sube una montaña nevada por los años que te tornan plateada la barba, es una posibilidad intransigente. Tengo pena? No! Solamente añoro unos momentos, unas lapidas con epitafios sinceramente tallados en la piedra, situaciones hermosas escritas tan perfectamente en la historia… Según algunos de mis ensayos y uno de mis mil trescientos libros, la depresión es un fenómeno extremadamente pomposo… Imágenes, los afectos, considero que estoy pasando por una instancia de extrañar a mis creadores… Por sobre todo a las compañeras y maestras del amor sexual, a esas centenares de mujeres bellas, a los chiflados obsesos y psicópatas de mis amigos, a los drogadictos, a los borrachos, a los lujuriosos, a los sibaritas, al Lumpenproletariado y a los burgueses hedonistas que vieron en mi una puerta… Considero que tampoco es menor el hecho de recordar con nostalgia los paisajes que me rodearon mientras estaba con las personas más hermosas, con los punks y los nihilistas. Los bares de la ciudad que me maleducó al nacer, mi último cuchitril, en Providencia, antes de embarcarme hacía Venezuela y darme cuenta que la teoría dista años luz de la práctica, las chinganas de todos los países tercermundistas, la Universidad de las Artes y las Ciencias Sociales, el 7 y los moteles de Santiagocentro, Valparaiso, Coquimbo, el Valle del Elquí y la Serena… etc, etc, la tierra es un lugar mágico y maravilloso que sólo se aprecia cuando no están los hombres… Estoy emocionado, el pasado es nuestro único tesoro Y yo soy un hombre rico.

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