4/24/2007

MI HOGAR

Tiene varias nubes difusas
con forma de mujer y de violencia.
En ocasiones pasan tigres por el orificio medular
y las madres desesperadas
hacen como que no ven a sus cuervos.
En él hay espacios vacíos
interminables. Piélagos de muchos grados
que alientan a las fugas masivas
de los deseos, ojos que ven nublados
los días del verano, una pared de niños muertos
similar a las manufacturadas con gracia
por espartanos desaparecidos.
Unas pirañas de fuego loco
que se besan con el cuerpo desde sus profundidades
más espesas y oscuras cual toda medalla que luce.
Ganas grises (ni negras
ni más claras) de correr con las manos,
de besar con la cabeza,
de fornicar a los cuatro vientos sonoros,
de abrazar a la nada más bella que la tierra disipa con furia.
Y es imposible, sólo a veces, de desprenderlo de mi tórax
porqué suele ser amoroso y aferrarse
como un flexible minino con garras impenetrables,
a él, a mi corazón incrustado en él
como mi vida metida en este mundo posmoderno
de policías y ladrones que se mecen con el viento.

No hay comentarios.: