9/04/2009

ERRABUNDO


Errabundo

Divago, las albas
son mis hermanas rutilantes.
Aparto las metálicas piernas del destino:
(ella no sabe) que habla mi idioma.
En mis viajes llevo acuarelas sempiternas
para eternizar las fauces.
He consumido y catado tanto, ¡tanto!
Todas las estrellas algo saben
de mi nombre
entonan cantinelas invocando
mis devaneos,
amo tanto disiparme
que el dolor es similar al eufórico júbilo
que se tatúa en el alma
cuando explota el puente que une la vida con la muerte.

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