9/15/2009


ELEGÍA SOCIAL

Con la percepción de cada tonel
o el átomo quebrajado aunado con sus gemelas
conformando el cosmos seminal de la carcajada malsana,
el rebenque imperial retuerce los límpidos lomos ovinos,
haciéndose de una masa abstracta insoportable y gamberra.

Sus días de vanagloria iluminan esos aparatos
donde la genitalidad de los cerebros carcome
la crin de la quimera nacional,
comunicando con las redes de protervos pescadores
la globalizada patraña de la libertad
de comprar esqueletos nonatos.

Cual el inmenso frontispicio que quiebra la luz
astral inmediata,
enmarañándola de rutilantes perlas espesas de explosión,
se enreda el tejido vascular de la carne azotada,
atrapada tras el cristal transparente irrisorio
que origina la purulenta frontera que separa
a Atenea del resto de la vida de la prole.

La vereda donde el sometimiento adviene
y necio el animal pulula de contradicción,
pavimentada de chocarrería luce
cual un espasmo embustero, engañando a los niños
únicos cargados con la esperanza,
para con severidad fustigar al orgullo, hasta desaparecerlo,
como mujeres en bragas en televisión rumbeando.

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