2/01/2008

ENDOMETRIO


Una manta, sabana joven con eterno
liquido donde cielo
tierra de aires; unos enmarañados arquitectos llenos
de precisión divina se burlan del efímero paso:
la corta y muy, muy,
muy ahondada cicatriz nominada existencia,

una manta de un aroma indemne
y diluido de todos los colores blancos y negros
sin luces como matices del limite, una sabana menos
joven como la tela del pecado de un cuadro
original y reprimido en imagen;

óseas construcciones cartilaginosamente convergen
a la articulación necesaria
para la experiencia: experimentar por cierto
un mililitro de la verdad fragmentada
por pequeñas tijeras culturales y sádicas. Flotar.

Una charca adolescente (es decir:
que llora) y con más dolor otro cuerpo ensanchan
las arañas bioquímicas, matemáticas simbologías que definen
en tiempo la condena del cigoto ignorante:feliz

la paz de las Bermudas que de la evocación
del universo es la empírica promesa,
representa al perdido por voluntad.

Trae al hidratado el
oxigeno para las fosas (: el cementerio popular
y lleno de narices gélidas) en el planeta, ese recuerdo.

La manta cobijo allende donde no hay fabella cosmopolita.

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