7/06/2007

Un cúmulo de saco de plomo,
de fucsia verdad pegada al techo
cual la mirada perdida de la victima
de sus escupos degenerados y tristes.
Dirían las viejas que:
¡esas energías bien servirían
para botar en la cama, por lo menos,
el final halito bendito de los espasmos de la gallardía!!!.
Saben ellos el secreto, quizás.
La gente no se quedará por muchos años
a escuchar sus elocuentes camellos.
Tras la encorvada espaldita del sucedáneo joven,
se ve la sufriente bestia agonizante que es...
La lógica mundana dicta y dicta colores,
una cepa florece tras quitar del tallo del mundo
lo podrido y moribundo de la prensa del ocaso,
del patético espectáculo del desear lo que otros tienen
cuando no es nada lo que poseen para desviar la atención
hasta el punto de destruir vidrios y maceteros...
En esta relación que es un caballo de trolla
for ever, seremos tres los concursantes,
mas yo prefiero descansar junto a las liebres más flojas,
retírame
en un gesto solemne y desadecuado

y mientras
uno gana y el otro pierde

(uno ríe y el otro llora):
yo por ahí quedarme dormido y desbalanceado
hasta que regrese la moral y del cielo caiga una hora.

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