7/11/2007

Siempre seré
la perfecta excusa
de cada década
mañana que los ojos se abren,
a lo substancial de la remembranza
cuando cielo y tierra se juntan
para contradecir el deseo de todo
aqu-ello-que-yo
necesito.
Solíamos re-coger
en el piso de vetustos zaguanes
las finales esperanzas de furiosas quimeras
acostadas en las aceras de afuera de la vida
y la responsabilidad madura
que se caía de los árboles para ser bien
devorada por los monos rapiña.
Escribíamos en las paredes,
¡en cada pedazo de muro!!
que se anteponía a la experiencia.
Fuimos ciencia,
esotería,
mentira,
verdad y todo
lo que choca, se rompe y se rehace.
En mañanas que llegaban cuando nadie esperaba de pie,
yo me envolvía con tu cadera como viento,
a veces siento en las manos el calor hecho mares
de sedadas fantasías en las que los espejos eran hermanos.
Y si casi cada ocaso del momento
de la soledad, yo te invoco
como huella de mi paso por tu playa,
es por que eres la única promesa
que se fusionó con mi sentido
para sentirme por un segundo entero
en este miserable mundo dividido...

1 comentario:

Anónimo dijo...

En el mundo fragamentado y disperso, dejamos caer nuestro discurso disfrasado e inconciente para no dejar caer la palabra sobre aquellos ilusos, eres de mi estirpe lóbrego gusano.