3/03/2007

Parecida al cuchillo extendido
en derredor del calor
de un interior antes frío
por las visitas reiteradas
de una pálida campesina que aparentaba
ser agua; sin saber que el veneno
es sólido y gaseoso a la vez,
ni siquiera un mes fue posible
de amores visibles en la vereda
del cuarto desordenado que todos
los coterráneos (parecidos a fantasmas
con la boca cerrada) llaman Santiago
ahogándose en un mar de imágenes,
todas al lado de algo
y parecidas a la rutina de un payaso largo y simbólico.
El hombre en fragmentos
intenta ser feliz cavilando
el próximo segundo
en el cual terminara de escribir
y levantara el teléfono para pedir auxilio
a una onda sonora
que le invite una cerveza.

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