RECUERDO DE DANIELA

Me levanté recordando
la eternidad
y el cielo
que pisé
con tanto ahínco
en tu blanca piel de gata
de fénix
de monarca
y los verdes ojos
que se penetran
cual las heridas del amor
de tu cuerpo perfecto
para mi
que sólo la boca dibuja
esos paisajes del Dalí
del quimérico huracán
y que yo soy ese, querida
ese bajo la nebulosa
del astro oro
sobre el satélite de Anubis
ladrón y cómplice del delito
de haberte amado
de haberte imaginado
sin ropa
con llamas
con dulce en el seno
bajo mi cabeza,
y yo sobre ti
besándote la culpa.
Sácame la madre, querida,
de las vigas del castillo.
Lámeme las fijaciones orales,
sácame al duende cruel con nombre de mujer
que roe mi alma,
sácame en tu voz
y tu positivo modo de mirar los baches de tártaro...
Te recuerdo como a las muertas
como a las olvidadas piedras hechas cruz
ojala no se me quite el sabor a hiel
que me mostró una boca
que fue mía
sólo por ese trance
del amor
reprimido
por las milicias ortodoxas
del protocolo mundano
y la desgracia de conocernos en la esquina equivocada
de la vida...