2/06/2013


“Vendí por amores y no por dinero, mi alma a Belcebú”
Y que me ha traído como consecuencia:
una preocupación macabra por estar ahí
por sobre todas las cosas y pagar toda cuenta
con sentimiento de culpa.
Una dependencia anímica que ciertamente puede ser un futuro
homicidio, no de mi parte, ciertamente.
El odio por sobremanera, en esa línea de afectos
que configuran la existencia de los sujetos
al sistema capitalista neoliberal y ambiguo.
Es difícil que alguien confíe en mí…
Le debo dinero al Judío Rey y al mejor de mis mecenas,
algunos comensales me han visto vomitando en una discoteque gay
o fallándome en un motel de Mosqueto a la hija mayor
de un burgués prominente de una farmacéutica, inversionista en la UC.
Otros me odian por inconsecuente, les molesta
que me guste tanto el glamur,
y que viaje con escritores alemanes que no ayudaron a Víctor Jara,
y que disculpe de córazón al hermano de Eduwadrs… 
Yo no estoy en ninguna parte, yo vuelo…  
Me importa una mierda lo que hablen de mí---    

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