4/12/2011

BAHÌA


Siempre el mar es la excusa

en la premisa del viento

(axioma de luces de estrellas y truenos).

Conozco sus corazones y las olas y el olor,

el vaho celestino, el chispear difuso,

un aroma marino que evoca libertad,

vuelo, tornasol, campanas transparentes,

el suelo se llena: la arena se moja;

se seca soberbia bajo rayos limonados

igual que montañas blancas de la baba

y ballenas neutras en la ola, revueltas y magnánimas.

De el amor al mar hay sobras en la sílice albina del paraíso,

piso güiro, conchas secas, toda la metáfora completa.

Ay! qué amo esta imagen consuma:

Desnuda cobranza de la ilusión natural,

cada golpe en la percepción abre el futuro de rodillas,

quien conoce la paz mira la línea geométrica del capricornio en el poniente,

y sabe blasfemar el azote de oro que sobrepone el oro

al lomo del azur inconsciente….

La fiesta está en mi nariz sorbiendo el nirvana de la vida.

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