Es insólito, el sol
se a tornado rojo y a su alrededor
el paisaje negro y amarillo
y caen desde el cielo copos de
cenizas
como una nieve negra que se deshace
en las yemas de los dedos de un
afligido observador.
Todo indica que algo se quema, que algo
arde sin piedad en el fondo y la
superficie
de algún cuerpo confundido de tanto
calor.
Es extraño, esos ardores no
deberían derretir el acero, y mucho
menos
manifestarse a vista y paciencia
de quienes saben que nada funde el
acero.
Es extraño que el acero sea todo lo
que me rodea.
Es insólito que todo en derredor tuyo sea fuego.
Es completamente mágica la escena.
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