2/03/2010

ANATEMA


La conciencia de la muerte domina
el espejo del tiempo donde mi Imago se proyecta
en el infinito utópico que me corta las venas en este momento.
Es decir, estoy muerto y los gusanos que me cuelgan entre las piernas
seducen a mujeres que también adoran el panteón idílico
de lo que jamás sucede en las relaciones de pareja.
Los recuerdos están en un peripatético estado
de nociones difusas que complican la percepción
cuando quisiese hacer uso de la realidad en el momento preciso.
(“estoy más enfermo que la muerte”)
El magnánimo temor de todo complicado
amante de la profundidad de la existencia tergiversada
se torna la sentencia de la maldición original
que marcó el cura en la mollera infantil y doblegada
cuando le chillaba a mamá por leche vinagre
y la sangre generaba enredaderas en mi nariz.
(Herede la soledad en su amplio berretín). -
Estoy más loco que la sociedad n o vidente, completa.
Me enamoré y me p r e ocupe y me cuestioné y viví,
por una mujer que solamente existió en mi cabeza:
filogenia arbitraria y neoliberal,
cual vísceras innecesarias que componen mujeriegos socialmente valorados.
Hoy, derechamente me quiero tirar a la inmensa basura.
Ni siquiera quiero esta bala cromada en mi sien,
la vetusta smif & wessun se ha excitado con las caricias que le he propinado.
pues considero que la susodicha metálica no se lo merecería
Mi neocorteza está tatuada con garabatos de frustraciones.
Este instante, contexto nefasto, embutido de extravagancias, marca mi destino
como una mosca muerta en el techo de la cocina
y nunca es día y me arden los billetes en las manos vacías,
y pateo a las mujerzuelas que no me saben acariciar
cual una vaca de burgués con la mirada eternamente perdida.
Ay! Que piedad me da la bebida
camarera! olvídese de los segundos mientras yo me desvanezco
en el bar asesino neuronas hasta que la muerte me separe..
Estoy soñando despierto cuando me tiro del edificio, borracho.
Siempre será tarde la noción de mis complicaciones.
Donde me dibujó el nigromante era lo único que brillaba.
Mientras le aparecen letras a mi desesperación surrealista:
si contemplase el lugar fuera del tiempo donde me encuentro
y madre me sirviera desayuno en la mañana.
Obviamente, está al revés el sentido…
ojala estas doce cervezas alivien mi agonía,
Dios me está mirando confundido y caviloso,
en su bolsillo una navaja Suiza se prepara para desenvainarse.
Me limito a llorar los mares contaminados,
la natura me masturba en agradecimiento grosero.
Especialmente, el pozo estrecho donde caí
enmudece las voces que mi lamento elucubra.
Ay! Señor, señor de los ateos,
regálame el dinero para cómprame el destino!

Cuando nace la excreción,
y la verbena del destino
ensalza el devenir de lo que solamente flota
en lo inmenso,
me he mirado en el espejo
y vivo solo en mi departamento.
La orfandad es la tautología de mis apellidos.
Me han violado las mujeres más viejas del universo.
En mi brazo izquierdo hay una serpiente que se come su cola.
Yo me jacto de lo efímero que la felicidad me brinda.
Estoy conformado por segundos múltiplemente volátiles:
los romanos me envidian mientras Anubis me menea el rabo.
Hay sangre en todas las paredes del edificio,
me perturba que la gente de vez en cuando me vea.
Aquella noche, en que todo siempre fue noche,
me enamore del sol
cual la quinceañera lúbrica que se embaraza de su soberbia.
Necesariamente el cerebro añora la química clorhidratica.
!Dime, señor, NO ES factible que mi existencia llore
en estas chorrocientas madrugadas indefinidas de domicilio?!
El desprecio de soma se toma todas las pastillas,
abre las botellas mientras la cedula de identidad abre las piernas
de una colombiana
de nariz tan albina como los Alpes del Averno .
Se considera la mañana:
el infierno es una fabula gamberra y chistosita,
se acabó el pan, se terminó la mermelada,
son mudos los matinales con sus bataclanas intelectuales,
el galón amarillo de gas explosiono
al acercarme desnudo escapando del vinagre,
las convicciones y las quimeras.
Cuatro kilos de azúcar no cumplieron su cometido
el aire es tan amargo como la remembranza del vencido.
Quisiese el diablo emular mi comportamiento,
sueño con elefantes que plantan sus cabezotas
donde no importa el esquema de la campana de Gauss..
Ni toda el agua de la tierra limpiaría la sangre de mis manos,
la estirpe de mi existencia se coagula en mis disertaciones.
Llevo tres días escapando de mi persona,
cuando me encuentre de frente con el jirón de mi vivencia,
juro!, que me piso los talones hasta sedarme los sentimientos.

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