"Yo sigo con la frente en alto/ aparto a los lagartos que sólo andan hablando weas que yo descarto/ en mi cuarto hago temas buenos./ En un sueño que a veces tengo/ estoy caminando por un desierto /imaginando que estoy muerto /pero qué está pasando que estoy soñando /que estoy despierto, /ahora mis viejos me tienen hablando con expertos /unos psicólogos estudian lo que estoy pensando en cada momento, /dicen que soy una amenaza pa´ la raza humana/ mis teorías se basan en dramas internos /estoy más enfermo que los que pasan en cama /esa es mi fama /y vean como aumenta /una explosión nacional Chileno /como los prisioneros en los ochenta /la pulenta, todo aquel que no lo piensen se creen expertos/ pero a las finales ven la mitad del mundo que veo yo /igual que un tuerto." (soldao Sean)
Me he dado cuenta que he pagado
de nuevo con el oro que falta,
otra de mis noches solitarias.
Después de tanto jolgorio mi melena se torna
del color de aquella tenue nevada
e igualmente recito el ensalmo de la soledad
sobre la oscuridad vacía de esta hoja en blanco.
Nadie me mira, no hay palabras
salvo estos lóbregos bosquejos occidentales.
Cual lo muerto, seré mi amigo propio
con el tetrapack chistoso y los volátiles fantasmas
de mi garganta constipada por el frío interior
de mi cuerpo después de la batalla,
pues no necesito de la voz en este momento.
Hemos ensayado con las alas del vuelo
una forma sublime de ser infinitos
y quisiésemos llevar con nosotros a los cuatro mil
contertulios idóneos y a una perra abandonada
y a dignos enemigos para jugar a las dicciones.
Haremos un bar de todos los géneros
con todos los destilados
fermentaciones de la tierra prometida.
Y sin dolor, en este contexto, las estatuas de hielo
danzaran las canciones de vetustos soñadores.
Le he ofrendado a la misión esta psique
y este soma disgregado entre el cielo y el infierno
para ser el factor que le incrementa la plusvalía
o el catalizador bioespiritual que rompe
enzimas sobrenaturales en pos de los cuatro vientos
y las mujeres abiertas.
Todo para mis hermanos que chocan
contra la pared de la realidad marchita
pues a pesar de lo bien que me sientan los cristales
en las mejillas, las lágrimas son para las montañas
que brillan y lloran hermosos riachuelos
donde el agua es pura y la pena se quita.
No seré ni el general ni el soldado de esta trifulca,
con mi caja de sorpresas, mi Zaratustra
y la docena de colores fundamentales
que aseguran la imago difusa.
Haré un lugar templado para habitar con mi hembra
mis cachorros con los tesoros
y todas
y todos
los que quieran escapar de esta feliz miseria.
Para eso me entreno en los sombríos callejones
delincuenciales y turbios, estafas y epifanías
para eso bebo las clases del diablo invalidado,
para eso regreso solo a la cresta
de la tristeza dócil cumbre
y recorro espacios indocumentados
tal cual la punta de mi lápiz se desliza.
Me empeñado en representar la existencia,
en vomitar la lengua estructurada,
en amar las posiciones moriscas
de todas las clases, razas, sociales,
etarias
y
una
que otra
ninfa adoradora
de úteros
generalmente olvidados,
en ser el mejor de los hermanos cómplices,
el mejor de los oídos éticos,
el discípulo y el maestro de ciertos paradigmas etéreos,
en ser todo y nada
alternando las esencias
hasta generar altruismo
: soy asceta!
Sé que la verdad está en el fondo
de alguna botella
y no es vicio el afán del antropólogo,
si pudiese transmitir el ímpetu, dios
también estaría riendo en los círculos concéntricos
del humor negro.
Pero la fe del hombre es la negación de la verdad,
la fe del hombre es la estupidez que alimenta
con libros aburridos
la fe
del hombre
se aleja de la vida
cual si seguro fuese el patio trasero de la parca.
El paraíso es éste,
sólo falta subirle la falda
bajarle el pantalón
hacerse dueño
del devenir sin plásticos ni patronos,
tomar de las manos las propias alas
y volar
por donde el espíritu genere capricho
y reviente la pared transparente
de lo que los demás esperan de nosotros.
Me piden un millón de abejas
y los zánganos vuelan en mi derredor
haciendo el trabajo limpio
de todos los hombres tristes.
Debiese la reina estar en mi cama sonriendo
pero duermo más solo que el sol
de la muralla transversal y lógica
del mar lleno de promesas de mañana.
Ay! de mi corazón: él no conoce
las puertas que llevan al final.
Por qué la pesadez del amanecer siguiente
hace sangrar mis ojos, soy diferente
pero igual a los que hacen la torre
que pretende llegar al cielo.
Veo en mi casco de guerrillero
el blanco del destino en la noche,
se me caen los zapatitos del bolsillo
sigo en la carrera que todos abandonaron
el día de la bestia coronada en la nada
mis calaveras se escondieron
en el cuarto de mis padres y mis madres.
Y qué digo? yo nací el momento del viento
nonato, estepario, huérfano, desamparado
en mis pasos está dibujado el tormentoso vuelo
de un animal extinto los domingos por la tarde
soy una gran bolsa negra de basura reciclable
y voy al cine solo a las vermouth de Magdalena
mirando a las hijas preciosas y rubias
del pretérito imperfecto.
Es mi culpa el último bar abierto
una que otra pelea en los cerros
donde el guinca muerde el polvo del resentimiento.
Los gatos se acercan a este tipo de aparatos
y danzan elásticamente la festividad
de un sol menos amarillo que los ojos del emperador.
Las playas mojan mis herraduras oxidadas.
En el compromiso no considero la mano de obra
como los dedos que apuntan una ramera en la avenida.
Mi vida está perdida? No! Está celebrando
y pocos conocen la dirección de su verbena
al lado de unos libros y una religión muerta
en la esquina de los quánticos deseos
de alquimistas con olor a hoguera.
El hombre es un animal misericordioso,
el hombre adora al hombre y a la natura;
no os confundáis con el negocio
del ciego:
He visto a los protervos que ponen sus garras
por delante de vuestro atisbo
y ellos son los que cenan los domingos
y ellos son las palabras
y se niegan descaradamente
a compartir la carne del cordero que se asa.
Ellos son los viajes por el mundo
y conciben groseros y computadoras
y futbolistas y modelos y periodistas y médicos
y abogados y diplomáticos y alumnos
para alimentar
a su descendencia circularmente lucrativa.
Yo no culpo sus intenciones
mas asesinaré las metodologías que niegan la vida
en pos del veinte por ciento,
que merecen este disparo que hago contra sus sienes.
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