Amigos (a: Claudio, Rodrigo, Álvaro, Marcelo)
Dice la saliva del diantre
qué la luz del camino espinoso
del paso de los compañeros furiosos
es la remembranza siempre dibujada
en las paredes de la límbica epifanía
de las sensaciones de gloria.
Pero soy rebelde:
no
hay
dios
en
mi
mesa
de la cantina,
sólo ustedes queridas bestias sinceras.
El amor es otra de las vísceras
que eléctricamente confunden
a la eucariota frontera de la mirada del resto.
Ellos están adentro de mí
cual espermatozoides negros
que solamente funcionan por motivos extraordinarios.
Yo los amo, yo sé que son pocos,
yo sé qué se extinguen en este universo ingrato,
nadie separaría la lujuria de lo que experimento
mas por eso los sigo queriendo
en las noches cómplices
cuando matan y mueren por mí
como atañe la reciprocidad madre
de todas las batallas en camas ajenas.
6/24/2010
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