Provengo de oscuros vientos
que pintan las historias
de blanco y de negro, sin matiz
como los imperios sangrientos
que muertos atormentan
con sus fantasmas violentos.
Sin embargo la mañana tiene
escamas coloridas
y seré el matiz vago
de la violácea expectativa
en derredor del cuello del lobo
que aullara frente al espejo.
Quisiese también vaciar mis capilares
de patrañas, no tener familiares
antes de yo y ella…
yo nací sin estrellas sobre la pesebrera
del Mapocho.
En los cuentos de mi bruja hay muerte
y desolación,
pero soy una rosa cromática
que regala pétalos rutilantes,
soy amigo y amante
y guerrillero y hermano.
Le haré los gritos tremebundos
a cada uno de los cuadros puros,
a sus puntos enlazados
con el viento del bramido visible,
animales confundidos parecerán estos sonidos
serán la expiación de paranoides marejadas,
para seguir muriendo en la carrera
del oxigeno asesino,
limpiándome las rodillas de sangre y mojoncitos chistosos
con guaipe manufacturado con los vellos lúbricos
de las cortesanas del asfalto.
Seré el malo de la película salvaje
con la sed de la justicia
y ganadores y sumisos mearan las copas
del año nuevo siguiente.
Todo esto tergiversado en la tarima de la mente
patológizada cual un huracán en una botella
esculpida con un grano de arena negra
resistente como guerrilleros de piedras
inmunes al exilio de la historia y su ceguera.
La misión es tan clara como los charcos de petróleo
que emergen detrás de misiles
que silban marchas socioeconómicas.
Hay un mapa perfecto dibujado
en los cachetes de un arcángel,
lo he buscado infructuosamente en los suburbios
de la tierra prometida.
Sé que en los mausoleos se comenta el devenir de Pavlo
mas mi quimera está exhausta
y se llena de parásitos en las escamas.
Navegamos en el mismísimo holismo
configurados con las lagrimas.
No han nacido aquellos niños pero las rondas son infernales.
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