Ay! Tú, imaginación
para cuando te conectas con el todo
los heridos caen de las nubes irremediables.
Y yo dejé los cuchillos bien enterrados
en una latitud lejana (en Venezuela creo),
pensando en que nadie más será herido
por sus penetrantes filos
pero en mis dedos han quedado
sus puntas traumatizantes
y se vierte sangre de corazones
cada vez que miro en derredor.
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