Soliloquio
Te acuerdas de ti, adicto camarada?
De los niños altivos como un grupo de cobras
que jamás comprendieron la corona de los reyes
y cayeron en los recónditos precipicios del pensamiento?
Sin embargo germinamos cuatro mil veces
de la ajena matriz de quinceañeras promiscuas
y de ajadas seniles con las patas abiertas.
Y construimos este orfeón de latidos y cuchillos,
de misantropía y humedad cual la comisura del adobe
convertido en el hogar de un lúbrico animalucho.
Muchas cuentas impagas ha probado tu imago
el temor ancestral lo has soportado trémulo
cual un lobo de uvas escarbando lo etílico de la cepa,
muriendo a goterones como las piedras aztecas.
El pecado capital del ocio es tu boca
las vaginas, el oro, los gatos abandonados
han pintado tu camisa, tu gloria enajenada
fuera del universo primate que trabaja de estrella a estrella.
Ya no importaba el dinero ni nada de lo que había,
la mujer te ha abandonado con la caja de pandora
en mitad de la faena tus ojos se han varado
en el pozo azabache de debajo de tus cejas.
Sin pensar en tu madre, difunta enamorada
y los hermanos menores que celebran el ocaso,
el azulado padre de las joyas rutilantes,
que te brida lo que arremetes en la bóveda sinsentido.
Podrías volar pero el cemento de tu historia
te limita con sus raíces olvidadas en el infinito.
De los mundos paralelos has exprimido los choros
de salvajes marejadas apiladas en empresas.
Los asesinatos son quimeras en el fondo del pasillo
de tu alma maltrecha cual estatuas antiguas.
Sería el mundo la flor que halan niñas virginales
pero en el universo difuso dios juega con sus naipes.
La soledad es una vieja maldita que rompe los cristales
y sus orgasmos en el rictus traen enfermas secuelas.
El esplín se hace más gordo en el periódico de lo absurdo
y los parpados pesan más que los sueños de un mendigo
con la hembra serena que se baña en la playa de Coquimbo.
Ni tampoco esa rubia te sacará las hojas del huracán macilento
que devanea en tu cerebro cual un fauno aturdido,
si les dibujas el sexo con los bigotes a las serpientes
que se toman tu dinero en los zaguanes del infierno.
Recuerdas, mi amado amigo, que lo único que tenemos
es el lenguaje sublime que le damos a la existencia?.
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