3/22/2010

VICTIMA BIZARRA


No aprehendo nunca: soy bruto como los carbonos

que brillan en las joyas de desposeídos mandriles.

Me come la zorra cual un fruto silvestre

creyendo en un dios perniabierto y con ligas

y se deshace mi dinero como el agua en la vasija

de un cadáver con hambre acompañado por la nada.

No tengo solución, tropiezo cuarenta mil veces

con la nariz de una cualquiera.

Quisiese el mismo Pazuzu que me revelase al mundo

siendo un iracundo lanzador de saetas.

Mis nervios entorpecen el flujo del aire,

mas las sigo mirando con desprecio pasmoso,

no con petulancia: con los colmillos apretados, empachado

en el encéfalo con cocaína malsana.

Y sin renunciar al dolor buen verdugo, mi sangre es espesa

y no sale de Soma, por ende me arrepiento aunque no sea mi boca,

de poner mis metales en las puntitas de sus tetas,

viles coquetas, hacedme la cama, ya habrá otro rockero

que mejore mis versos.

Ustedes creen, acaso, en la litera empapada

por la silueta de vuestros cuerpos,

cuando las manos generan goces similares a sus madres,

en el fondo vuestro erotismo se traduce en esas voces

del padre y los novios que carecen de dinero

ya no palpare ni sus flancos ni sus sueños

quiero que se arrastren como un maniquí del infierno

que es este escaparate donde se gastan mi dinero

y me mienten como si yo no supiese que a la misma muerte espero.

Ay! Mis queridas, sois tan idiotas como los palomos en invierno

y sus gatos se abren fácil a los escupos de mis labios,

mientras genere las estupidez de la vida convencional.

He intentado amarlas pero seré la jeringa

tengo todos los canceres de sus piernas separadas ,

por eso me molesta que hablen de hastío

si ni siquiera conocen mi puño,

con un lápiz y las letras.

Ahora las logro penetrar

en las pupilas, para saber que lo peligroso no estaba en mis vísceras.

Siempre fueron una luna lejana y cambiante

con unas afiladas lenguas que atravesaban las paredes.

Y no bastó más que la porción de vuestra historia

para entender lo integral de las tinieblas que las consumen.

Como cardúmenes tarados he flotado en sus vientres

arrastrándome como una serpiente asustada por las manzanas

si supieran que incluso las he cuidado en las mañanas

cuando sucias reposaban con la conciencia en otro mundo

quimeras desdichadas! Cuantas alforjas he llenado

con el mineral de sus sollozos,

mas son como unas perras que se sientan en un trono

para disfrutar de las luchas entre absortos gladiadores

y reír y llorar, piden los besos del látigo

vuestras cicatrices son reminiscencias de sus primeros amores

y odian los idilios, a los arcaicos cantores

que al igual que yo pasean por sobre nubes y flores

silbando las melodías de los cementerios enormes

con la melancolía inmensa cual la doceava torre.

Nosotros nunca seremos del amor espectadores,

así que espero se atoren con mi falo en sus gargantas.


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