No debiera la corteza permitir
tu paso, ojerosa calavera
has de hundirte en su viscoso cognitivo
para ser pesadilla o mejor dicho un sueño
malo:
cicatriz habladora atractiva para muertos,
llorona voladora aprendiz de la seca flor sexual
que agoniza chistosa, entre hilos de s e d a.
No sé qué letargo has contagiado a mis aves
que caen en ocasiones como convertidas en bombas
y duelen en los mediastinos, en las remembranzas
que son el oro del arca.
No debiera el pincel grotesco esbozarte desnuda
en el rectángulo rojo donde sueño a su lado,
has de borrarte como un licor falso
como una sustancia enajenadora con azúcar y sulfuros
para ser una difusa alucinación, un bajón,
la paranoia perfecta que tétrica persigue desde su carreta negra.
“Hay gente que saca lo peor de ti”
Ni recuerdo como te llamabas,
Moretón, sangre, cuchillo, licor, pelea, riesgo, droga?
Soy feliz, no conozco otra cosa…
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