11/08/2007


Porqué tú te ríes y la alegría es causa, mi hermana
sol rojo, y mis fragmentos son un bolero enmohecido
alimento de pájaros abiertos que en ploma substancia avanzan
con las alas caídas cual unas capas viejas que ya no vuelan
como en el ensueño abstraído: -una mirada no dice nada,
breve electrón que repele, de flores del mal con su campo, el orgón de mis cenizas-.
En las bocas de cada axón, una corriente enmarañada de buena fe magnética,
me dice en la base dura de la paradoja única y fatal, que no sabe
realmente el espíritu de la necesidad a tu espalda invisible en una lengua mordida
en mi boca, por cierto, donde no se dicen poemas.
Eres de cabeza a cola alzada un puntiagudo y platinado gusto a sal de musa.
(
¿
Serás
?
)
mi fetiche afelpado para hacer la transición
de la vida a la muerte y después a la muerte.

Yo no le temo a los cohetes ni a las estrellas, un día el trémulo choque
de cada fibra de mis nervios, hacía un devenir de Dada como paradigma,
te levantaran en sus lomos las quimeras
y te dejaran hablando mil idiomas al caer
en los remotos agujeros de la profunda profundidad:

de la locura (una locura sensual,
que hace a la mujer una celebridad
con los labios del color de sus exquisitos calzones)

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