Pálida ya no
tan esmirriada como las promesas
que haces oculta al territorio
que es mi lamento insondable
de concejos caducos
de anomias celestes
medio a medio
de calle en calle
cual los cigarros apagados sobre ellas
difusas
las miradas
taciturnas de una angustia
inducida cual los lentos aleteos
del trabajo al hogar
impropio
a lo ajeno del edén a lo perdido
de tu cuerpo a lo que sabe
cada línea amarilla
o blanca
sobre la antártica tarima
de mi vida sin ti
en las desiertas avenidas
del carcinoma peatonal.
9/13/2008
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